29/3/15

Relaciones peligrosas

"No, de verdad, os admiro, a ti y a tu novio Nathan. Una nueva, moderna variante de las Relaciones peligrosas. Una asociación perfecta para la era de la información. Debería ser garantía para un óptimo entendimiento…"



No podemos decir que "Consumed", la primera incursión de David Cronenberg en el campo de la novela, nos haya convencido demasiado, sobre todo si intentamos interpretarla en tanto que novela negrocriminal, si bien reconocemos en ella valores destacables como obra de ficción a secas. Valores que imaginamos no sorprenderán a los seguidores del autor canadiense puesto que son bastante recurrentes en el conjunto de su filmografía. De hecho, la historia que se cuenta en "Consumed" nos recordó bastante a películas como "Dead Ringers" (1988), "Crash" (1996) o "eXistenZ" (1999) que son en nuestra opinión algunas de las más transgresoras del cineasta.

Como suele suceder en sus películas, "Consumed" no aspira a ocupar el espacio de una mera ficción destinada al entretenimiento. La mirada Cronenberg hacia la sociedad actual es una mirada crítica, reflexiva y sobre todo incómoda que obliga al lector a abandonar la zona de confort en la que está instalado para adentrarse en un territorio inundado siempre por una especie de neblina desviada, enfermiza y en ocasiones terrorífica que conduce de manera inevitable al cuestionamiento de las convenciones establecidas. Convenciones que en el caso de la presente novela giran en torno a categorías como cuerpo, deformidad, enfermedad, curación, belleza, sexualidad desviada, fetichismo tecnológico, hiperconsumo, relaciones virtuales…

"Consumed" viene a ser algo así como una mezcla entre una novela de Philip K. Dick, un ensayo de Gilles Lipovetsky y una de esas performances quirúrgicas de Orlan... todo ello sazonado con algunos ingredientes propios de la novela policíaca como son el asesinato inicial y la investigación consiguiente, que a nuestro juicio son únicamente una excusa para poner en marcha una historia que tiene mucho más de novela filosófica o incluso de ensayo de crítica de la cultura que de novela policíaca.

Por otra parte, cabe decir que "Consumed" es una novela un tanto irregular en cuanto a su capacidad de enganche. En nuestra opinión, la novela va claramente de más a menos. Durante la primera mitad, la novela funciona muy bien gracias a dos historias muy potentes que avanzan en paralelo y a una eficaz narración en tercera persona. Pero a partir de la segunda mitad, y tras un inesperado e incluso diríamos incomprensible cambio del punto de vista que se prolonga a lo largo de dos capítulos, el ritmo se rompe y la historia experimenta una deriva conspirativa un poco a lo Thomas Pynchon que a nuestro juicio la complica innecesariamente, desorienta al lector y le resta fuerza al conjunto.

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Nathan y Naomi son dos ambiciosos fotoperiodistas freelance a los que mantiene unidos una pasión enfermiza por las noticias escabrosas y los dispositivos electrónicos, especialmente las cámaras fotográficas digitales, los ordenadores portátiles y los teléfonos móviles. Ambos son pareja desde hace tiempo pero su actividad profesional les lleva a permanecer separados durante largos periodos. De hecho, apenas se ven en persona. Solo coinciden de vez en cuando en algún aeropuerto. Y allí mismo, en alguno de los hoteles que se encuentran en el mismo recinto, consiguen pasar una noche juntos. Esta circunstancia no es un impedimento para que puedan continuar con su relación pues están permanentemente conectados a través de sus dispositivos móviles. Podría decirse que su relación es práctica y exclusivamente virtual.

Naomi investiga el caso de dos conocidos intelectuales franceses, Célestine y Aristide Arosteguy, que han saltado a las primeras páginas de los periódicos al ser encontrada la primera muerta y horriblemente mutilada en su apartamento de París. La policía sospecha que el responsable ha sido Aristide, que se encuentra en paradero desconocido. Al parecer, después de asesinarla, el marido se entregó al canibalismo devorando partes del cuerpo de la esposa.

Mientras tanto, Nathan se encuentra en Budapest realizando un documental fotográfico acerca de un controvertido cirujano que en el pasado estuvo involucrado en casos de tráfico de órganos y que ahora experimenta con una arriesgada terapia contra en cáncer basada en la introducción de isótopos radioactivos en el cuerpo de los pacientes. Allí conoce a una mujer de nombre Dunja que le transmite una extraña enfermedad venérea llamada enfermedad de Roiphe.

Tras un breve encuentro en un aeropuerto la pareja tomará caminos distintos. Naomi se lanzará a la búsqueda de Aristide, que despertará en ella una irrefrenable atracción, y Nathan intentará curarse de la enfermedad localizando a la única persona que en principio puede ayudarle, el médico que la descubrió y la designó con su nombre. Los respectivos intereses de los periodistas parecerán alejarlos de nuevo pero puede que entre ambas historias haya más conexiones de las que a juzgar por las apariencias cabría esperar…

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FICHA TÉCNICA

- Título: Divorati
- Título en el idioma original: Consumed
- Autor: David Cronenberg
- País: Canadá
- Año publicación idioma original: 2014
- Año publicación versión leída para la reseña: 2014
- Editorial: Bompiani
- Páginas: 343
- Valoración personal (1-10): 7


15/3/15

Una novela moral

“¿Sabe por qué no hay novelas negras en hebreo?”
 
 
Nos gustó mucho esta primera novela del escritor israelí Dror Mishani que aporta grandes dosis de inteligencia y originalidad al género. Se nota que Mishani es investigador especialista en historia de novela negra puesto que se aleja de las rutas convencionales al plantear una novedosa y hasta cierto punto experimental historia centrada en lo cotidiano y en los dilemas interiores de unos pocos personajes. No encontrarán en "Expediente de desaparición" sofisticadas investigaciones, ni persecuciones, ni tampoco escenas de alto voltaje… La de Mishani es una novela de una cadencia reflexiva (salvando las distancias, el planteamiento recuerda un poco al de algunas novelas de Philip Roth) en la que es mucho más importante el conflicto moral que afecta a los personajes que la investigación propiamente dicha.
 
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La novela empieza cuando una mujer llamada Hana Sharabi acude a la comisaría de policía de Holon, una ciudad del distrito de Tel Aviv, para denunciar la desaparición de su hijo adolescente. Son las seis de la tarde pasadas y en la vigilia de su treinta y ocho cumpleaños, y a falta de un plan mejor, el inspector jefe Avraham Avraham ya se ve en casa cenando frente a un capítulo de Ley y orden… Ha sido un día aburrido en el que prácticamente no ha ocurrido nada. Así que el inspector se arma de paciencia y atiende a la mujer. 
 
Tras escuchar con cierta desgana los detalles de la supuesta desaparición del muchacho, Avraham Avraham intenta convencer a la madre de que lo más probable es que a Ofer, así se llama el hijo de Hana, no le haya sucedido nada y concluye que no hay indicios suficientes para activar el protocolo para casos de desaparición. Pero al día siguiente el muchacho sigue sin aparecer y Hana vuelve a presentarse en comisaría. Esta vez lo hace acompañada del tío de Ofer. Ambos exigen al inspector jefe que ponga en marcha una búsqueda oficial.
 
A partir de este momento Avraham Avraham, que desde la noche anterior y a pesar de su aparente indiferencia, no ha parado de darle vueltas al asunto, tendrá que emprender una difícil investigación en la que el sentimiento de culpa, el arrepentimiento y tal vez la ausencia de ambos jugarán un papel fundamental.
 
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Son muchas las cosas destacables de la novela de Dror Mishani y también muchos los detalles que tenemos la sensación de haber pasado por alto durante la primera lectura. "Expediente de desaparición" es algo así como una novela negra sobre un caso práctico de filosofía moral que suscita muchas reflexiones en el lector… De hecho, entendemos que es una de esas novelas que admite tranquilamente una segunda lectura sin que en ella se vea comprometida su capacidad para sugerir temas y entretener.
 
En cualquier caso, y por el momento, nos gustaría destacar los siguientes cuatro aspectos: 
 
Una novela moral que gira entorno a un caso de desaparición
 
Desde un punto de vista dramático, el caso de desaparición en torno al cual gira la novela de Mishani tiene la gran virtud de amplificar el valor de las decisiones que toman los personajes y de trasladarlas con gran facilidad al terreno del dilema moral. Este es a nuestro juicio el gran acierto del autor israelí a la hora de plantear esta novela. 
 
Hay que tener en cuenta que a diferencia de, pongamos por caso, un homicidio, un caso de desaparición se desarrolla en una especie de indeterminación (que en determinados momentos de la novela adquiere un cierto aire kafkiano) que obliga a plantear la investigación en función de un suceso que es una mera hipótesis y no un hecho real o tangible desde un punto de vista criminológico. En consecuencia, el investigador se encuentra en la difícil tesitura de tener que actuar siguiendo un protocolo, es decir, convertirse en un simple burócrata o bien escuchar a su fuero interno. En cualquiera de los dos casos el juicio sobre su actuación se llevará a cabo a posteriori y variará en función del resultado.
 
Esto es precisamente lo que le ocurre a Avraham Avraham cuando atiende a la madre de Ofer y primero decide atenerse al protocolo y poco después, tras recordar el caso de Inbal Amram (un caso real ocurrido en Israel en 2006 en el que quedó demostrado que la negligente actuación de la policía fue en parte responsable del trágico desenlace), empieza a cuestionar la propia decisión y, por lo tanto, a situarse en el terreno de la responsabilidad moral. 
 
El punto de vista doble
 
Mishani plantea una narración en tercera persona que se articula a partir de un doble punto de vista: el de Avraham Avraham, el inspector de policía, y el de Zeev, un profesor de instituto que vive en el mismo edificio que la familia del muchacho desaparecido.
 
A pesar de encontrarse cerca de los cuarenta Avraham Avraham y Zeev son personajes inmaduros. En el caso de Avraham Avraham, no ha conseguido estabilizar sus relaciones de pareja (es soltero, no tiene novia, vive solo sin digamos estar convencido de ello) y todavía siente una especie de obligación adolescente para con sus padres. La situación de Zeev es aparentemente distinta, está casado y tiene una hija, pero en el fondo atraviesa una situación similar a la del inspector. Vive con desconcierto la paternidad y no acaba de asumir las responsabilidades que ésta conlleva; de hecho, intenta evadirse de este contexto acudiendo a un curso de escritura creativa… En ambos casos, el motor interno de los personajes es la inmadurez, la inseguridad (la crisis de los cuarenta tal vez) y por otro el dilema moral que tienen que afrontar.
 
Pero a diferencia del personaje de Avraham Avraham, cuyas derivas y pensamientos el lector puede seguir sin ninguna traba, el de Zeev está sutilmente controlado por el autor de manera que ese material (especialmente su implicación con el caso del muchacho desaparecido) nos llega de manera progresiva. Este recurso permite a Mishani generar una interesante tensión que de alguna manera compensa la infructuosa investigación de Avraham Avraham al tiempo que prepara al lector para un nuevo y brillante giro que llega hacia la mitad de la novela y que vuelve a poner el foco en la cuestión moral. Y en este caso el dilema estará estrechamente relacionado con el mismo acto de escribir y con la literatura…
 
Un final abierto que a pesar de todo convence
 
"Expediente de desaparición" es una novela muy original y nada previsible que explora nuevas fórmulas y soluciones para el género negro y policial que casi cabría situar dentro del terreno de la experimentación. Entendemos que una de estas formas de experimentación tiene que ver con el final de la novela que en el caso de Expediente es radicalmente abierto. No es habitual en las novelas de género negro un final de este tipo. Cuando esto sucede, por regla general, el lector se siente defraudado puesto que se le niega la posibilidad de conocer el sentido último de la historia que acaba de leer. Mishani arriesga mucho en este sentido pero a nuestro juicio la jugada le sale bien básicamente porque a pesar de la ambigüedad y de la evidente invitación a continuar con la próxima entrega del ciclo del inspector Avraham Avraham, el final de la historia es coherente con el planteamiento de fondo que el autor ha ido desarrollado a lo largo de la novela... Cuando parece que el caso ya está resuelto uno de los personajes vuelve a lanzar una hipótesis que cuestiona las conclusiones a las que ha llegado el lector y el investigador Avraham Avraham y la novela vuelve a experimentar de nuevo otra vuelta de tuerca. Y de nuevo la cuestión moral vuelve a emerger y a situarse en el centro de la novela. 
 
Una crítica a la indiferencia
 
“¿Por qué no se escriben novelas policíacas en Israel?” Es la pregunta que Avraham Avraham formula a la madre de Ofer durante la entrevista que ambos mantienen en comisaría al principio de la novela. En aquel momento Avraham responde algo así como que en Israel no hay misterios… Pero la pregunta permanece latente a lo largo de toda la novela y en otro momento, Uri Uri, un desagradable miembro del servicio de inteligencia que conoce el interés de Avraham Avraham por la novela policíaca responde lo siguiente: “La respuesta es que los policías de este país tienen a su cargo investigaciones tan triviales y son tan poco listos que nadie se molestaría en leerlas o escribirlas en forma de libro.”
 
"Expediente de desaparición" es la prueba de que esto no es así. De hecho, interpretamos la novela de Mishani como una profunda crítica a la novela negra y a la literatura en general y también a determinadas instituciones que parecen haber perdido de vista la importancia de la reflexión ética y moral. Tras eso que Uri Uri llama “investigaciones triviales” parece esconderse una alarmante incapacidad para identificar qué es importante y qué no y en virtud de qué sistema de valores lo es. Un dilema moral, parece querer decirnos el autor israelí, no puede ser de ninguna manera trivial puesto que en realidad constituye el centro de la investigación más importante que puede llevar a cabo el ser humano.
 
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Además de "Expediente de desaparición", Dror Mishani ha escrito otras dos novelas protagonizadas por el detective Avraham Avraham Avraham Avraham que todavía no cuentan con traducción al español, "Efsharut shel Alimut" (2013) (en inglés la han traducido como "A Possibility of Violence") y una tercera que en principio aparecerá en 2015 de la que todavía no se conoce el título.
 
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FICHA TÉCNICA
 
- Título: Expediente de desaparición
- Título en el idioma original: Tik Ne'edar
- Autor: Dror Mishani
- País: Israel
- Año publicación idioma original: 2011
- Año publicación versión leída para la reseña: 2015
- Editorial: Destino
- Páginas: 318
- Valoración personal (1-10): 9


8/3/15

Siglo de locos

“¡Siglo de locos, enfermos y perversos, en el que la ignorancia crasa rivaliza con la infamia!” 
 
 
 Magnífica simbiosis de novela negra y novela histórica ambientada en la Francia de mediados del siglo XVIII. Olivier Barde-Cabuçon demuestra con esta segunda entrega de las aventuras de Volnay, el comisario de las muertes extrañas, que su capacidad para evocar el convulso periodo previo a la Revolución de 1789 con verosimilitud histórica y al mismo tiempo elaborar con ese material una interesante lectura crítica de los tiempos actuales sigue funcionando a un alto nivel.
 
"Misa negra" es una novela de prosa elegante y refinada que combina con gran habilidad la eficaz recreación histórica a la que aludíamos hace un momento con una entretenida trama de investigación policial con trasfondo de crítica social, sugerentes toques de ambientación gótica y pasajes cargados de humor y fina ironía.
 
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Una helada y lluviosa noche de diciembre, mientras por las calles de París grupos de jóvenes exaltados andan de fiesta ocultando su identidad bajo máscaras y disfraces, una patrulla de arqueros encuentra en un cementerio de la capital el cuerpo sin vida de una niña de apenas trece años. La joven, que yace sobre una tumba con los brazos abiertos en cruz, ha sido estrangulada. Cerca del lugar en el que han encontrado a la muchacha localizan también un gallo degollado. Todo parece indicar que esa noche, en ese lugar, se estaba celebrando una misa negra y que la víctima ha sido asesinada como consecuencia del macabro ritual.
 
Volnay, el comisario de las muertes extrañas, y su ingenioso ayudante, un monje de dudosa reputación y pasado misterioso, asumen el caso casi como si se tratara de una cuestión personal. Pero la investigación no será fácil… Las pistas son algo confusas y en el Châtelet de la policía del reino, el suceso ha suscitado cierto nerviosismo… cosa que sin duda tendrá implicaciones para el desarrollo de la investigación.
 
Sartien, el lugarteniente general de policía, presiona al comisario Volnay para que resuelva el caso lo antes posible o como mínimo para que encuentre a un culpable. Hay que evitar a toda costa que suceda algo parecido a lo ocurrido durante el reinado de Luis XIV con el caso de María Magdalena D’Aubray, marquesa de Brinvilliers, en el que se vieron implicadas numerosas personas de elevado rango. La opinión pública y la rumorología que se extiende por mercados y tabernas empieza a preocupar y mucho a las fuerzas del orden…
 
Es por eso que Sartine obligará a Volnay a incluir en su equipo a su mano derecha, una bella e inteligente muchacha de nombre Helena, que inevitablemente traerá tensiones entre el monje y el comisario...
 
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Normalmente, cuando escribimos una reseña acostumbramos a mencionar por un lado las cosas que más nos han gustado o que nos han parecido más relevantes y, por otro, aquellas que en algún sentido juzgamos problemáticas. Con la novela de Olivier Barde-Cabuçon nos resulta relativamente sencillo destacar sus virtudes porque tiene muchas y saltan a la vista y, en cambio, no conseguimos identificar aspectos mejorables. "Misa negra" es una novela de una factura impecable que no parece tener grietas ni altibajos.
 
Lo más destacable de la novela: 
 
Una pareja de investigadores con caracteres intercambiados
 
Tal y como hemos apuntado más arriba los investigadores del caso son un muchacho joven de unos treinta y pico años, Volnay, el comisario de las muertes extrañas, y un monje de edad avanzada. Como acostumbra a suceder en las novelas policiacas protagonizadas por una pareja de investigadores, los componentes del dúo poseen personalidades antitéticas y al mismo tiempo complementarias. En este caso, la originalidad reside en el hecho de que los roles que asumen ambos personajes (si uno atiende a su edad) parecen invertidos, cosa que los coloca en un estado de permanente conflicto consigo mismos y con el mundo.
 
A pesar de su juventud, Volnay es un tipo responsable, serio, taciturno, muy sensible a las injusticias sociales, que es capaz de controlar sus emociones en todo momento (sería algo así como el Watson de la pareja), pero que padece una cierta incapacidad para ser feliz… Vive solo o casi. En la novela tiene como única compañera a una cotorra a quien le confiesa sus penas. Y desde hace tiempo está sumido en una profunda tristeza que tiene su origen en un desengaño amoroso que no logra superar.
 
El monje, en cambio es, a pesar de sus cincuenta primaveras, un tipo jovial, extrovertido, con mucha labia, “la lengua es una de las pocas cosas que no se oxidan con la edad…”, mujeriego empedernido que no acepta su condición de anciano incipiente… Y muy leído y cultivado en todo tipo de materias (un poco a la manera de Sherlock Holmes) cosa que le permite llevar a cabo curiosas deducciones, pormenorizados análisis de las escenas del crimen o incluso autopsias de cadáveres. El monje, del que solo se cita el nombre en dos ocasiones a lo largo de toda la novela, es algo así como un criminólogo del siglo XVIII que únicamente basa sus investigaciones en métodos científicos. 
 
Un vívido retrato del París revolucionario
 
El segundo aspecto que nos gustaría destacar es el vívido retrato del París de mediados del siglo XVIII que Barde-Cabuçon lleva a cabo en la novela y que a nuestro juicio se desarrolla en distintos planos.
 
En primer lugar, habría un plano digamos más literal que se correspondería con la magnífica recreación de la vida de las calles, las tabernas, los mercados que se lleva a cabo a partir de informadas descripciones y diálogos. A partir de las páginas de "Misa negra" se hace la idea el lector de los escenarios así como los modos de vida y costumbres de los habitantes del París prerrevolucionario.
 
En segundo lugar, destaca el retrato de la desigualdad desmesurada entre el rey y sus decadentes cortesanos, únicamente preocupados por conseguir los favores del primero, y el resto de la población, que se ve obligada a sobrevivir como puede y que, en ocasiones, a causa por ejemplo del aumento del precio del pan, no tiene más remedio que alzarse contra el orden establecido. Muchas son las frases y pasajes que aluden a esta situación a lo largo de la novela. “Los recursos del reino son grandes pero los beneficiarios muy pocos…”, dirá en algún momento Volnay. “Cuando muere un mendigo no aparecen cometas; la muerte de los príncipes inflama a los propios cielos.”, dirá el instruido monje citando el Julio César de Shakespeare. Este retrato funciona como telón de fondo permanente a lo largo de toda la novela.
 
Por último, cabría mencionar la textura de la prosa de Barde-Cabuçon que imita con gran virtuosismo (al menos a nosotros nos lo parece) el refinamiento gramatical dieciochesco reproduciendo algo parecido al estilo de Voltaire, Rousseau o Montesquieu… Esta es una recreación más de tipo formal que complementa las anteriores y acentúa la inmersión por parte del lector en el periodo histórico en el que transcurre la acción de la novela.
 
Una lectura crítica de la Europa actual
 
A parte de la lectura histórica de la Francia prerrevolucionaria, entendemos que la novela de Olivier Barde-Cabuçon admite también una lectura contemporánea mediante la comparación o transposición a los tiempos actuales de algunas de las ideas y reflexiones que plantea. Nos quedamos con tres: la noción de desigualdad entre clases sociales, la de superstición e irracionalidad y, por último, la de control de la opinión pública.
 
Si uno piensa en las diferencias existentes entre los distintos países que en principio integran eso que llamamos Unión Europa, especialmente si uno se fija en las diferencias entre los países del norte y los del sur, si uno piensa en la irracionalidad de un montón de medidas y derivas (la de la deuda soberana y las agencias de calificación, pongamos por caso) que han condenado a muchas personas a la precariedad cuando no a la pobreza y si, finalmente, uno atiende por ejemplo a la tendenciosidad de determinadas estadísticas publicadas por organismos oficiales… no sería difícil argumentar que el espíritu de la corte de Versalles, y no los principios de libertad, igualdad y fraternidad, como en principio teníamos aprendido, sobrevivió al filo de todas las guillotinas y viajó en el tiempo… y tras unos años de aparente bienestar, se instaló de nuevo entre nosotros. Pero en esta ocasión no lo hizo cerca de París, sino en Berlín.
 
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En la actualidad, el ciclo del comisario de muertes extrañas está formado por cuatro novelas: Casanova y la mujer sin rostro, galardonado en 2012 con el prestigioso premio Sang d’Encre y también publicado por Siruela, "Misa negr"a (2013), Premio Historia 2013 a la mejor novela histórica policiaca francesa, "Tuez qui vous voulez" (2014) y "Humeur noire à Venise" (2015).
 
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FICHA TÉCNICA
 
- Título: Misa negra
- Título en el idioma original: Messe noire
- Autor: Olivier Barde-Cabuçon
- País: Francia
- Año publicación idioma original: 2013
- Año publicación versión leída para la reseña: 2015
- Editorial: Siruela
- Páginas: 350
- Valoración personal (1-10): 9

1/3/15

Regresar a la oscuridad

“Porque de la oscuridad es de donde vengo, y a la oscuridad es adonde de vez en cuando debo regresar.”



Algunos apuntes sobre asesinos en serie y ficción criminal

Aunque tal vez con otros nombres, la figura del asesino en serie lleva presente en la literatura desde hace mucho tiempo. Ya en el siglo XVII, el escritor francés Charles Perrault, reconocido por haber dado forma literaria a cuentos clásicos infantiles como "Caperucita Roja", escribió, inspirándose en la figura de Gilles de Rais, un cuento titulado "Barba Azul" que cuenta la historia de un hombre rico que asesina sistemáticamente a todas las muchachas con las que contrae matrimonio.

A finales del XIX, Bram Stoker publica "Drácula", que a pesar de ser un relato fantástico, en nuestra opinión, introduce elementos que sin duda anticipan el fenómeno de los asesinos en serie. De hecho, el personaje de Stoker es una de las trasposiciones del demonio y del mito del intruso destructor (Balló y Pérez, 1995) más exitosas e influyentes que ha dado la cultura occidental.

Pero no fue hasta los años 60 del siglo XX cuando la figura del asesino en serie, que tal vez podría entenderse como una especie de demonio secularizado, adquiere carta de naturalidad dentro y fuera del ámbito de la ficción. A ello contribuyeron varios factores. Destacamos tres.

En primer lugar el interés de los medios de comunicación por cubrir y dar publicidad a casos como los de Ed Gein o Charles Manson. Cabría apuntar aquí que, en su origen, la ficcional criminal también tuvo mucho que ver con el sensacionalismo de las historias sobre crímenes que se contaban en almanaques de prisiones como el londinense "Newgate Calendar".

En segundo lugar, la publicación de novelas como "Psycho" (1959), de Robert Bloch, que precisamente estuvo inspirada en la figura de Ed Gein, y que ofreció a lectores y espectadores (como recordarán, Hitchcock la llevó a la gran pantalla en 1960) uno de los primeros arquetipos modernos de asesino en serie de ficción.

Y aunque no se trate de un acontecimiento literario (aunque sí tuvo implicaciones literarias) cabría destacar en tercer lugar la acuñación del mismo término serial killer, esto es, asesino en serie o asesino múltiple, por parte de Robert Ressler durante la década de los 70. Ressler, que trabajó en el FBI durante al menos dos décadas, sentó las bases para el estudio del fenómeno desde el ámbito de la criminología y las ciencias de la conducta, que han sido y son campos fundamentales para entender gran parte de las obras de ficción criminal centradas en la figura del asesino en serie que se han escrito a lo largo de los últimos cuarenta años.

A finales de los 80 novelas como "El silencio de los corderos" (1988) de Thomas Harris, que también tuvo una exitosa adaptación cinematográfica popularizaron de manera definitiva la figura del asesino serial entre el gran público y películas como "Seven" (1995) de David Fincher o "Los sin nombre" (1999) de Jaume Balagueró le dieron continuidad y aportaron nuevos matices a los largo de los 90 mediante la hibridación con el noir o el género de terror. En la actualidad, el éxito de trilogías como "Los hombres de paja" de Michael Marshall Smith o series como Dexter confirman la vigencia del fenómeno. 

La hipótesis del mal de Donato Carrisi

"La hipótesis del mal" del escritor italiano Donato Carrisi se inscribe en esta tradición e intenta actualizar el arquetipo del intruso destructor al que hemos aludido más arriba centrándose, por una parte, en la figura de los asesinos en masa y concretamente en una de sus subcategorías o variantes, los asesinos itinerantes (argumento poco tratado en el ámbito del thriller), y por otra, en la figura del predicador carismático capaz de manipular y controlar hasta límites insospechados a sus fieles adeptos. La de Carrisi es una novela que ya no se conforma con un único asesino en serie sino que, en la línea de "Los sin nombre" de Balagueró o de la serie de Michael Marshall Smith, aspira a tejer una historia creíble y sobrecogedora sobre un grupo de ellos.

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Siete años después del caso del apuntador, Mila Vasquez, la agente de policía especializada en personas desaparecidas, es requerida para investigar la masacre que ha tenido lugar en la casa de un conocido empresario propietario de una empresa farmacéutica. Salvo el hijo menor, que ha logrado salvar la vida, el resto de los miembros de la familia, incluido el empresario, han sido ejecutados. Lo curioso del caso es que el asesino, un hombre llamado Roger Valin que desapareció sin dejar rastro hace diecisiete años, ha hecho todo lo posible para que la policía conozca su identidad…
El de Roger Valin será el primero de una serie de casos de personas desaparecidas desde hacía mucho tiempo que regresarán de la nada con el único propósito de cometer crímenes atroces. Mila les seguirá la pista con la ayuda de un introvertido policía llamado Simon Berish. Berish es una especie de paria, un apestado con el que nadie quiere tener trato si bien todos coinciden en señalarlo como el mejor interrogador del departamento.

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"La hipótesis del mal" es una novela ambiciosa tanto desde un punto de vista criminológico (está documentadísima) como literario (está concebida como un artefacto narrativo que intenta manipular de principio a fin las emociones del lector), y tiene uno de los arranques más eficaces que hemos leído últimamente en un thriller, pero a nuestro entender presenta los problemas típicos de muchas secuelas que suceden a una primera novela exitosa.
Con esta novela parece claro que Carrisi ha intentado reproducir la intensidad de "Lobos" recurriendo a las mismas estrategias y recursos narrativos que ya utilizó en la primera entrega del ciclo, pero en esta ocasión el autor ha querido dar otra vuelta de tuerca, consciente tal vez de que tenía el listón muy alto, y ha acabado dejándose llevar por el exceso.


Al igual que "Lobos", "La hipótesis del mal" es una novela de trama bastante compleja que se estructura a partir de la seriación o acumulación de distintos asesinos y asesinatos que mantienen un nexo común. Podría decirse también que las dos novelas están concebidas como una especie de laberinto narrativo (así la define el propio autor) que, a la manera de los cuentos infantiles, intenta atrapar al lector y agitar sus miedos y emociones más primarios… Asimismo, en ambas novelas, el autor italiano se sirve de escenas que casi podríamos calificar de gore y de golpes de efecto constantes que no dan tregua al lector y lo mantienen en tensión de principio a fin.

Pero en comparación con "Lobos", "La hipótesis del mal" es una novela claramente menos contenida y pulida en todos estos aspectos. Diríamos incluso que parece una novela algo prematura a la que lo faltó más tiempo de cocción. Quien sabe hasta qué punto habrán influido en esto las exigencias editoriales o la urgencia por dar continuidad a un éxito como el de "Lobos".

Lamentablemente, en "La hipótesis del mal" el sistema de pistas y la conexión entre los distintos casos se vuelve algo artificiosa a medida que la historia progresa, los golpes de escena caen a menudo en el efectismo fácil y la justificación digamos ético-filosófica, que al final de la novela debería dar sentido al conjunto y cerrar la historia de una manera satisfactoria para el lector, se vuelve enrevesada (“Cuando se hace el mal para hacer el bien. Y el bien puede transformarse en mal”) y no convence.

A nuestro entender, Carrisi es un buen escritor de thrillers (a pesar de su juventud tiene ya una extensa obra publicada), pero como todo autor de literatura de género prolífico tiene altibajos, que parecen bastante razonables si tenemos en cuenta que el reto de "La hipótesis del mal" consistía en igualar una novela de la que se han vendido cerca de un millón de ejemplares.

Nos gustaría terminar compartiendo una conclusión a la que hemos llegado leyendo a Carrisi... Leer un thriller se parece bastante a asistir un espectáculo de magia... para disfrutar, lo mejor es dejarse llevar por el juego de apariencias que propone el ilusionista, en este caso el escritor, atender con ojos de niño, incluso dejarse asustar y, claro, bajo ningún concepto intentar descifrar el truco. Si deciden leer "La hipótesis del mal" o "Lobos", sobre todo "Lobos", les recomendamos que se dejen llevar. Seguro que disfrutarán más que si lo hacen de otro modo.

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Además del ciclo de Mila Vasquez que, como hemos comentado cuenta con dos títulos, "Lobos" y "La hipótesis del mal" Donato Carrisi es también autor de otro ciclo de thrillers protagonizado por Marcus y Sandra que cuenta con dos novelas, "Il tribunale delle anime" (2011) y "Il caciatore del buio" (2014). Hasta la fecha y que sepamos nosotros estas dos novelas no han sido traducidas al español.

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FICHA TÉCNICA

- Título: La hipótesis del mal
- Título en el idioma original: L'ipotesi del male
- Autor: Donato Carrisi
- País: Italia
- Año publicación idioma original: 2013
- Año publicación versión leída para la reseña: 2015
- Editorial: Planeta
- Páginas: 486
- Valoración personal (1-10): 7

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Hace unas semanas Donato Carrisi se dejó caer por Barcelona para participar en la décima edición de BCNegra y tuvo la amabilidad de atender a una entrevista realizada por Cosecha Roja. La reproducimos a continuación. 

ENTREVISTA A DONATO CARRISI


 Donato Carrisi

CR (Cosecha Roja): ¿Cuándo empezó a escribir "Il suggeritore", "Lobos" en España, era consciente de estar escribiendo la primera novela del ciclo de Mila Vasquez o eso vino después?

DC (Donato Carrisi): Me di cuenta en el momento en que escribí la última frase del libro. Cuando la he releí, entendí que Mila ya había salido de la página y vivía una vida propia. Por eso supe que nos íbamos a encontrar de nuevo en otra historia.

CR: ¿Cuántas novelas prevé que integren el ciclo de Mila Vasquez? ¿Piensa en una tetralogía como por ejemplo la de Thomas Harris o imagina un ciclo más largo?

DC: Hasta que haya algo por contar, Mila coninuará existiendo...

CR:¿Por qué decidió iniciar un nuevo ciclo con dos nuevos personajes (Marcus y Sandra) después de publicar "Lobos" la primera novela de Mila Vasquez?

DC: Porque quería demostrar a mí mismo y al público que podía dejar de lado el éxito de "Lobos" y empezar de cero. Y porqué cuando he dado con la historia que ha inspirado el personaje de Marcus no podía hacer otra cosa que escribirla.

CR: A diferencia del ciclo de Marcus y Sandra, las novelas del ciclo de Mila Vasquez no están ambientadas en un lugar concreto, en una ciudad concreta… Así mismo, sus personajes tienen nombres muy variados que impiden asociarlos a un lugar geográfico determinado (Mila, Steph, Eric, Klaus, Jes, Thomas, Randy, Roger….) ¿Por qué recurre a esta estrategia?

DC: Porque quería que la novela fuera como un laberinto. Tú (lector) decides entrar, pero yo decido “cuándo” y “si” puedes salir (en general, tras la última línea de la última página). Quería que los personajes se perdieran en la historia, así como los lectores que no debían disponer de referencias geográficas para orientarse. Tenían que sentirse todos prisioneros de la historia.

CR: Tanto en "La hipótesis del mal" como en "Lobos" son novelas que parecen estar íntimamente conectadas con lo que podríamos llamar el imaginario del thriller norteamericano. ¿Está de acuerdo con esto? ¿En qué medida han influido el cine, las series y los autores de thriller norteamericanos en su manera de ambientar y escribir historias? ¿Cuáles son sus referentes anglosajones?

DC: Cierto, los anglosajones. Pero también los italianos, los españoles, los franceses… Directores como Amenabar, Dario Argento, Kassovitz han sido un modelo para mí. Los autores a los que me refiero son los grandes autores del pasado, como Chandler, pero también autores contemporáneos como Deaver o Connelly…

CR: Recientemente, en una mesa redonda en el marco de BCNegra 2015 le escuchamos decir que su autor de referencia es Umberto Eco y una de sus novelas más conocidas, "El nombre de la rosa". ¿Qué es lo que más le influenció de esa novela y de este autor?

DC: El nombre de la rosa fue publicado por primera vez en 1980, esto es, hace treintaicinco, y sin embargo cuando lo leemos hoy en día parece todavía extremadamente moderno (¡ y esto es una cosa extraordinaria para una novela histórica!) De manera que podría decirse que su libro ha superado los límites de la inmortalidad, dictando reglas de escritura y de lectura que seguirán siendo vigentes por muchos años. Pocos autores y pocos libros son capaces de hacer algo parecido.

CR: Volviendo al ciclo de Mila Vasquez… ¿Por qué una investigadora, una mujer?

DC: ¡Porque sin las mujeres no habría literatura! Las mujeres son los seres más complejos y fascinantes del universo. En ellas coexisten interrogantes, contradicciones y tantas cosas bellas que ningún escritor podría ignorar. Mila es una mujer con un lado oscuro, con una maldición, y sin embargo ejerce una atracción fortísima sobre los lectores… Por otra parte, me interesaba quitarle a un personaje femenino la principal cualidad de las mujeres: la empatía. La empatía está ausente incluso en los asesinos en serie y es la esencia de su sadismo: más piedad implora la víctima más excitación sienten los asesinos seriales a la hora de matar. Así pues, trasladar este sentimiento de la nada en el corazón de una mujer me parecía un auténtico reto!

CR: El personaje de Mila Vasquez parece tener bastantes rasgos en común con Lisbeth Salander, la protagonista femenina de la trilogía "Millenium" de Stieg Larsson. Es especialmente inteligente, es antisocial, tiene dificultad para sentir emociones, viste de una manera poco convencional o, digámoslo así, poco femenina, tiene una extraña relación con su cuerpo (se autolesiona), no tiene ningún problema ético a la hora de poner en práctica métodos que vulneran las normas, suele hacer uso de la tecnología para llevar a cabo sus investigaciones… ¿Cuánto hay de Lisbeth Salander en Mila Vasquez?

DC: Es curioso como estos dos personajes han nacido en el mismo periodo. Mila apareció por primera vez en un argumento para una película que escribí en 1999. Contemporáneamente, el gran Stieg Larsson empezaba a escribir su célebre trilogía. Es extraño que estas dos mujeres, destinadas a encarnar en los años que siguieron la literatura thriller europea, haya surgido de la mente de dos escritores tan alejados no solo geográficamente (uno del norte y el otro del sur de Europa) sino también culturalmente. Por otra parte, Mila es latina. En cambio Lisbeth es seguramente hija del hielo. ¡Sería interesante si pudiera encontrarse! Por otra parte diría que ambas le deben mucho a Clarive Starling, la protagonista femenina de "El silencio de los corderos".

CR: En “La hipótesis del mal” el personaje de Simon Berish es casi tan importante como el de Mila Vasquez. ¿Por qué decidió introducir este personaje? ¿Tendrá continuidad en próximas entregas?

DC: En realidad Berish era el protagonista de otra historia, concretamente de un guión que estaba escribiendo para el cine. Pero el personaje del experto en interrogatorios salió tan bien que decidí darle vida propia y juntarlo con Mila. Simon es un policía marginado que tiene una gran capacidad: es capaz de hacer confesar al autor de un crimen abominable. No es solo cuestión de técnica, se trata de un talento muy especial del policía. Es como si conociera la parte oscura del corazón humano.

CR: Una de las cosas que más nos gusta de sus novelas es el arranque. En muy pocas páginas consigue generar una atmósfera de tensión y suspense muy fuerte que sitúa al lector en estado de alerta máximo. ¿No cree que poner el listón tan alto nada más empezar puede resultar un problema o una dificultad añadida a la hora de mantener el nivel de suspense a lo largo de toda la novela?

DC: El lector tiene que ser capturado por la historia lo antes posible, y esa es la razón porque la tensión es tan alta al principio. Mantenerla constante es un gran reto. Es por eso que mis novelas requieren largos periodos de gestación. Soy un perfeccionista, no dejo nada al azar… Por otra parte, a menudo me gusta experimentar personalmente aquello que cuento. Por ejemplo, visité la morgue que describo al principio de La hipótesis del mal, y le he hecho de noche…

CR: El sistema de pistas de sus novelas es complejo. En “La hipótesis del mal” es especialmente sofisticado si atendemos al juego de conexiones entre las mismas. ¿Definir este juego de pistas es la parte más difícil a la hora de planificar un thriller?

DC: Escribo las historias que me gustaría leer, me comporto como un lector no como un escritor. ¡Por eso deseo o, mejor dicho, intento dejarme sorprender por el libro! Mis novelas son complejas y cautivadoras, justo como me gustan a mí. Porque si yo no me divierto cuando las escribo tampoco puedo esperar que se divierta el lector.

CR: Usted es licenciado en derecho y especialista en criminología y ciencias del comportamiento. En sus novelas ese bagaje se percibe con mucha claridad. Sus personajes son grandes conocedores del mundo criminal desde un punto de vista teórico. “La hipótesis del mal” es una novela muy documentada en este sentido. ¿Cuál ha sido la bibliografía que ha manejado para escribir esta novela? ¿Ha habido un manual de cabecera que le ha acompañado a lo largo del proceso de escritura?

DC: Detrás de cada uno de mis thrillers hay muchos meses de investigación. Para prepararme leo muchos artículos y libros de criminología, entrevisto a expertos y viajo mucho. A veces, incluso visito a criminales que me cuentan su historia. Todo lo que escribo ha sido extraído de la realidad.

CR: "La hipótesis del mal" aborda varios temas: los asesinos en masa, la venganza, la manipulación de conciencias, la relación entre el bien y el mal… Hay también reflexión sobre la identidad y el deseo, a veces desesperado, que experimentan muchas personas de cambiar de vida, desaparecer para empezar de cero a pesar de los peligros y riesgos que este proceso puede llevar aparejado… ¿Cuál es para usted el tema central de la novela?

DC: La desaparición. Porque una desaparición es mucho más potente que un homicidio, no se sabe qué cosa hay detrás: si un delito, una fuga voluntaria o un accidente. Deja una estela: la duda. Como una enfermedad contagiosa, la duda condiciona la vida de los familiares y de los amigos del desaparecido… Se puede convivir con la muerte, pero no con la duda. El segundo tema es el deseo de desaparecer. Todos nosotros, al menos una vez en la vida, hemos deseado escapar de todo y de todos.

CR: ¿Para cuándo la tercer novela del ciclo de Mila Vasquez?

DC: Cuando las sombras vuelva a contarme la continuación de la historia… Porque como dice Mila, “Es de la oscuridad de donde vengo, y a la oscuridad es adonde de vez en cuando debo regresar.”