25/2/16

Un pozo al que no me gusta asomarme

"La probabilidad de encontrarle era remota. Pero no tenía otra cosa. Y sí la sensación de estar defendiendo algo, no solo un par de billetes de cien y un trabajo de fin de semana. Había algo más. Otra cosa, un pozo al que no me gustaba asomarme" 



Otra gran novela corta de Julián Ibáñez que certifica una vez más la maestría del autor cántabro, uno de los padres de la novela negra española junto a Andreu Martín, Juan Madrid y Carlos Pérez Merinero.

Y, hay que decirlo también, gran portada la que nos propone Cuadernos del Laberinto, fresca, irónica, original... marcando distancias con respecto a las predecibles portadas por las que siguen apostando muchas editoriales que publican novelas de género negro.

"Todas las mujeres son peligrosas" es la segunda entrega protagonizada por Bellón (la primera fue "El viejo muere, la niña vive", también publicada por Cuadernos del Laberinto). Bellón es una especie de matón decadente que no parece tener más aspiraciones en la vida que pasar los fines de semana sentado en una silla escuchando la radio en el prostíbulo de segunda en el que presta sus servicios como guardaespaldas y de vez en cuando volver a una casa anónima que comparte con una mujer a la que maltrata de vez en cuando y de la que uno diría que ni siquiera recuerda el nombre.

Bellón es un tipo con la piel dura, una especie de náufrago, un superviviente cuyo sistema de valores se ha desintegrado con el paso de los años (diríamos que ya no queda ni una sola piedra en pie) pero al mismo tiempo y sorprendentemente todavía conserva una cierta aura de fragilidad. Bellón es un hombre frágil y enamoradizo que en el fondo de su imaginación, en una especie de gesto un tanto infantil, aspira a ser correspondido algún día por la propietaria del chiringuito en el que trabaja, una tal Saritos..., que más bien parece despreciarle ("Bellón y una silla vacía eran lo mismo para ella").

"Todas las mujeres son peligrosas" arranca cuando Bellón encuentra en una de las habitaciones del local de Saritos a una de las chicas en un estado deplorable. Alguien le ha dado una paliza. La chica está inconsciente. En el club de Saritos también se celebran timbas ilegales en las que no se invita a extraños así que no se entiende que nadie sepa quién pudo haber sido, ni siquiera Saritos. De hecho, la propietaria elude la cuestión y da a entender que la culpa del incidente ha sido de Bellón, así que lo despide sin más. Dolido en su orgullo el matón decide encontrar al fulano que ha golpeado a la muchacha.

La novela de Ibáñez es una crudo relato sobre el maltrato de género y la corrupción policial que empieza explotando la fina ironía y el sentido del humor (muy negro) que tan bien se le da al autor de "Giley"y a medida que avanza se va ensombreciendo, como si se eclipsara, como si se despojara de todas las máscaras de manera que la negrura y la decadencia que se intuía al principio se despliega con una contundencia durísima. "Todas las mujeres son peligrosas" empieza con un tempo digamos que sosegado y concluye con unas últimas escenas repletas de acción trepidante.

Como en muchas otras narraciones de Ibáñez, en la segunda entrega de la serie de Bellón sucede que los escenarios en los que transcurre la acción tienen una importancia capital. A lo largo de la novela, la periferia por la que circulan los personajes configura una geografía muy particular, nada fotogénica ni glamurosa, todo lo contrario, cruda, hostil, decadente... poblada por clubs y prostíbulos bautizados con nombres de un exotismo triste y caducado, un exotismo que "amarillea" (Scorpio, Carioca, Fleming, Love, Menta y Canela...), lugares de otra época (canódromos, mataderos, pubs...) que parecen haber sobrevivido al paso del tiempo a cambio de quedarse en un margen olvidado fuera de cualquier ruta, lejos de toda esperanza, un margen casi sin ley en las afueras de las grandes ciudades, junto a carreteras solitarias o autopistas que devastan el territorio a su paso.

Último apunte. La de Ibáñez es una escritura afilada, aguda, precisa… que mezcla con maestría ironía, sabiduría, crudeza y negrura añeja. Esta novela, por ejemplo, está construida a partir de un buen manojo de grandes frases. Frases que a veces resultan irónicas, a veces ingeniosas, a veces poéticas... pero que, en todo caso, a nuestro juicio, entrañan siempre una gran sabiduría narrativa. La escritura de Ibáñez es la escritura de alguien que domina el medio y los códigos del género, alguien de quien nos atreveríamos a recomendarlo todo, alguien que es capaz de hacer brillar lo más aparentemente banal y recrear un mundo con un gesto casi inapreciable: "... dejé salir el aire con fuerza por la nariz, contemplándola sin pensar en nada pero con la sensación de que mi deber era atrapar una idea y desmenuzarla", "la calle tenía árboles y era larga", "... en todas partes había una silla donde sentarse"...

---

FICHA TÉCNICA

- Título: Todas las mujeres son peligrosas
- Autor: Julián Ibáñez
- País: España
- Año publicación idioma original: 2015
- Editorial: Cuadernos del Laberinto
- Páginas: 216
- Valoración personal (1-10): 9