22/2/15

Antes de que la ciénaga me engulla de nuevo


“─¿Mi futuro? ¿Qué futuro, Schiavone? Estamos en Italia, ¿o no se ha dado cuenta?” 



"Pista negra" es una divertida, irónica e inteligente novela de Antonio Manzini (Roma, 1964), la tercera en el conjunto de su trayectoria como escritor y la primera protagonizada por el subjefe de policía Rocco Schiavone. Esta primera entrega de la serie, que en la actualidad cuenta con tres títulos, la mencionada "Pista nera" (2013), "La costola di Adamo" (2014) y "Non è stagione" (2015), arranca en Aosta, la principal ciudad del Valle del mismo nombre, en los Alpes italianos.

Hace cuatro meses que a causa de un oscuro asunto sucedido en Roma el subjefe Rocco Schiavone fue obligado a aceptar un traslado a esta ciudad del norte. Aquí pasa sus días sin pena ni gloria, fumando marihuana, cortejando a las mujeres bonitas de la zona, dejándose llevar por el hábito de hacer de policía en un lugar en el que nunca sucede nada y sobre todo intentando negar lo inevitable, esto es, que por más se empeñe en ir ataviado con el mismo loden y los mismos zapatos Clarks de ante que usaba cuando vivía en Roma, su casa del Trastévere se encuentra a más de setecientos kilómetros hacia el sur.

Pero una mañana recibe la llamada de un agente que le despierta del letargo. Le reclaman en las pistas de esquí de Champoluc, en la Val d’Ayas. Uno de los conductores de máquinas pisanieves ha encontrado un cadáver en mitad de una pista. Schiavone se resiste a aceptar que aquello pueda estar sucediendo. En su personalísima escala de valoración de las tocadas de cojones que la vida le reserva en Aosta, el non plus ultra es precisamente tener que apechugar con un caso. Pero el subjefe de policía no puede hacer otra cosa que acudir al lugar y empezar a investigar…

El caso será difícil, tanto como la categoría de la pista en la que han encontrado el cadáver, pero si hay algo que a Rocco Schiavone le moleste más que apechugar con un caso es dejarlo sin resolver.

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No es nada frecuente dar con un protagonista de novela negra tan genuinamente negro, violento, cínico, oscuro y corrupto y al mismo tiempo tan entrañable, divertido y carismático como el subjefe de policía Rocco Schiavone. Es posible que al principio el tipo no les caiga demasiado bien o incluso que les genere rechazo, sus maneras rudas y chulescas no son para menos, pero si le siguen la pista verán que tras la abrupta fachada se esconde un ser humano al borde de la ciénaga y tan frágil y lleno de contradicciones como cualquiera de nosotros.

Y entonces, no podrán hacer otra cosa que sentir verdadero afecto por él hasta el punto de albergar la tentación de acercársele de improviso una tarde cualquiera (diríamos que mejor si es de invierno) y, a riesgo de recibir a cambio un tremendo exabrupto o una sonora bofetada, invitarle a un trago en uno de esos bares de Aosta asediados por la nieve donde transcurre la novela. Y conversar largo y tendido sobre la Italia actual, sobre las mujeres, sobre lo que una vez quisimos ser y jamás conseguimos o sobre lo que una vez tuvimos y por incapacidad, desgracia o mala suerte perdimos para siempre…

Y ¿por qué no?, terminar borrachos todos, la copa en alto, brindando por el futuro (“¿Qué futuro, Schiavone? Estamos en Italia, o en España, diríamos nosotros, ¿o no se ha dado cuenta?”) y tal vez un poco más tristes y melancólicos que cuando entramos en el bar, pero, eso sí, siendo amigos y sintiéndonos algo menos solos…

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FICHA TÉCNICA

- Título: Pista negra

- Título en el idioma original: Pista nera
- Autor: Antonio Manzini
- País: Italia
- Año publicación idioma original: 2013
- Año publicación versión leída para la reseña: 2015
- Editorial: Salamandra
- Páginas: 251
- Valoración personal (1-10): 8



ENTREVISTA A ANTONIO MANZINI

Hace apenas unas semanas, Antonio Manzini vino a Barcelona para presentar Pista negra en el marco de BCNegra 2015 y tuvimos ocasión de hacerle llegar algunas preguntas que el autor respondió gentilmente. Las reproducimos a continuación.




Antonio Manzini



CR (Cosecha Roja): El subjefe Rocco Schiavone es un tipo bastante oscuro… Maleducado, desagradable, cínico, corrupto, machista… ¿Cómo se le ocurrió crear un personaje como Rocco Schiavone? ¿Hubo algún personaje real o de ficción que le sirvió de referente?

AM (Antonio Manzini): Maleducado sí. Oscuro seguramente. Desagradable, depende. Cínico, estoy absolutamente de acuerdo, aunque corrupto y machista no creo. Schiavone siente pánico de las mujeres porque le da miedo contraer con ellas una relación profunda que borraría de su memoria al amor de su vida, su esposa Marina, que ya no está. Rocco ha nacido con tiempo, despacio… ha tenido una larga gestación antes de llegar a la página. En él están un par de amigos míos, también alguna cosa de mí y mucha imaginación.

CR: Rocco parece cumplir con su obligación sin ganas ni sentido del compromiso. Diríamos que hace de policía porque no tiene otra opción. Por otra parte, tampoco parece un tipo que necesite redimirse de nada… Schiavone es un tipo duro que está siempre cabreado con el mundo y que simplemente parece intentar mantenerse lejos de la ciénaga humana, de su pasado y de todo aquello que le recuerda quién es… ¿Pero qué es lo que mueve realmente a Rocco Schiavone? ¿La mala leche? ¿El resentimiento?

AM: Rocco investiga porque cumple con su deber. Detesta a la humanidad. Tiene una herida que no cicatriza (la muerte de su esposa que, en el momento de Pista negra, la primera novela de la serie, el lector todavía no sabe en qué medida influye en su sentido de culpa, cuánta responsabilidad tiene el detective en ese terrible episodio…) y se mueve por la vida como arrastrado por los pelos. Su rabia es contra la idiotez humana que tiene en el crimen atroz su máxima expresión. A Schiavone lo mueve la nostalgia por aquello que tal vez fue una vez, y el hábito.

CR: ¿Podría decirse que Rocco Schiavone es una metáfora de la Italia actual?

AM: No lo sé, no llegaría a tanto. Diría que Rocco Schiavone es un italiano, eso sí, con sus zonas oscuras, y su corazón mediterráneo. Tiene virtudes y defectos, y a menudo sobre la balanza no sabemos cuáles pesan más. Yo creo que es una persona que verosímilmente podríamos encontrar tanto en Italia como en España o Inglaterra. Es un ser humano. Aquello que más le pesa es seguramente tener que vivir en un país, Italia, en el que posiblemente ni tan solo iría de vacaciones.

CR: Hay a lo largo de la novela una fuerte crítica a la clase política italiana. El juez Maurizio Baldi, el personaje a través del cual se vehiculan la mayoría de estas críticas, hace afirmaciones muy contundentes. Refiriéndose a los políticos dice por ejemplo que Italia es un país de bufones. ¿Cómo ve el panorama político italiano? ¿Aprecia allí algún síntoma de la mutación política que se está produciendo en España con Podemos o en Grecia con Syriza?

Por otra parte, en otro momento de la novela el juez Baldi aborda el tema de la evasión fiscal. Dice el juez en una de sus conversaciones con Rocco que la ciudadanía percibe el Estado antes como un enemigo que como una institución que administra el bien común… ¿Cuál cree que es la causa de esta situación? ¿Cómo se ha llegado a este punto?

AM: No. No percibo ninguna señal de renovación. Mire, Italia padece una gangrena por culpa de poderes muy fuertes que no renunciarían a una pizca de su estatus a favor de un país mejor. No le veo el sentido. Pero este discurso no se encuentra en la moral individual, es desafortunadamente un discurso histórico y más profundo.

Mi país ha dado lo mejor de sí cuando aquellos que lo gestionaban eran los ayuntamientos de los municipios. Eran los años dorados de los mecenas y sus patrocinados, los artistas, científicos, filósofos que han enseñado a medio mundo el arte y la ciencia. Yo creo que después de esa época dorada el italiano ha empezado a ver al poder central como un invasor, como un enemigo. Ya fuese el papa, Austria, Francia o España.

Durante siglos nunca se ha producido una identificación Estado=Ciudadanía. El Estado estaba allí para imponer impuestos y recaudar tributos. Era un invasor. Y si nos fijamos en qué se ha convertido Italia, cuya unificación data del 1869, podemos ver que en realidad se ha tratado de una especie de guerra imperialista entre los Saboya y el mezzogiorno (zona sur o meridional de la República Italiana). Y fíjese qué ha sucedido cincuenta años después de la unidad de Italia. Han llegado dos décadas de fascismo, una guerra en alianza con el nacionalsocialismo, un fascismo que todavía perdura en muchos estratos de nuestra sociedad. Cincuenta años de democracia cristiana y un simulacro de sociedad del bienestar y después, veinte años de Berlusconi.

Todavía no hemos entendido qué es la democracia. En muchos lugares de mi país el italiano es todavía una lengua buena para la escuela pero no para la calle. El analfabetismo ha sido una plaga hasta los años veinte. Italia es un país donde no se leen periódicos, ni libros, donde la información se ha devaluado por culpa de la televisión y de los comentaristas de opinión de dudosa fama.

No, los italianos todavía tenemos pendiente el reto de interiorizar el sentido de la democracia. De manera que no veo ninguna posibilidad de redención. Al menos en breve. En primer lugar es necesario que cambiemos los italianos. Al fin y al cabo nos merecemos los políticos que nos gobiernan. Lo que más me asusta es el deseo perenne (desde el punto de vista de la representatividad política) del “hombre fuerte”. Esto es un peligro constante en nuestra joven, delicadísima e indefensa democracia.

CR: ¿Por qué ambientó la novela en Aosta? Esta ciudad del norte parece funcionar en la novela como trampolín para realizar una radiografía del conjunto de Italia… ¿Cree que esa radiografía es homogénea? ¿En relación con los puntos tratados más arriba cree que existen diferencias entre el norte y el sur?

AM: La novela está ambientada en Aosta, ciudad que conozco, porque necesitaba dos cosas. En primer lugar un lugar frío y lejano donde poder exiliar a mi personaje acostumbrado al clima feliz y acogedor de Roma. En segundo lugar, porque Aosta, con las montañas más altas de Europa, negras, amenazantes y sus valles cerrados y poco soleados era el paisaje geográfico que más se adaptaba a la situación interior de Rocco Schiavone.

Por otra parte, diría que entre en norte y el sur hay todavía muchas diferencias, un gap que en tantos años de República todavía no hemos sido capaces de superar. Pero el problema es que el norte y el sur no son dos realidades del mismo país, son sustancialmente dos países distintos, cada uno con sus pros y sus contras.

CR: Este panorama desolador desde un punto de vista moral contrasta con la buena voluntad e la gente de a pie que en la novela parecen representar la pareja que acoge al grupo de cingaleses. Parece como si en muchos casos fuera la ciudadanía la que se ocupara de tapar con su solidaridad las deficiencias del sistema… ¿Es tan extremo el divorcio entre las instituciones y la ciudadanía en la Italia actual?

AM: Los italianos están siempre dispuestos a trabajar. Lo han demostrado en muchas ocasiones. Y esto es gratificante. El problema es que quién les gobierna, los representantes de las regiones, de los ayuntamientos, del parlamento… a menudo ni tan solo conocen la realidad de su país y no perciben mínimamente qué pueblo tan extraordinario sería si se esforzaran en perseguir el bien común y no el de pequeños grupos oligárquicos.

Creo que Italia tiene entre ciudades, arte, monumentos y paisaje un porcentaje altísimo de las cosas más bellas que pueden encontrarse en Europa, e incluso en el mundo. Podríamos vivir felices solo con el turismo. Vaya a Pompeya, a Ercolano, a la galería de los Uffizi, a Roma, a Venecia o a la costa siciliana, calabresa o sarda y dígame si es esa manera de cuidar tesoros preciosos e irrepetibles como esos. Cuando se usurpa la dignidad y la historia a un pueblo no se puede esperar que éste te siga.

CR: Cuando Rocco evoca la ciudad de Roma lo hace con cierto pesimismo. El subjefe la describe como una ciudad deshumanizada por culpa del turismo masivo (salvando las distancias algo parecido sucede en Barcelona), las multas de tráfico indiscriminadas, la pobreza de la gente mayor que no recibe una pensión adecuada y se ve obligada a buscar comida en los contenedores… ¿Es tan dramática la situación?

AM: Sí, lo es. Y habría que añadir además que la gente está más crispada. Al no llegar a final de mes no mira a la cara a nadie. La gente ya no ve su ciudad, su País, como un bien que hay que tutelar y proteger del maltrato y la explotación porque ya no sirve para nada.

CR: "Pista negra" es a nuestro juicio una novela que empieza como un giallo bastante canónico pero sazonado con mucha ironía. Hacia el final hay un par de giros (pensamos en la escena del camión y la de la iglesia) que le dan a la novela una dimensión definitivamente cómica ¿Podría decirse que es este el “toque Manzini”?

AM: Creo que el giallo, como cualquier otro género de novela, debe ser verosímil y tiene que reflejar el punto de vista del autor. Yo no puedo hacer otra cosa que observar el mundo desde el filtro de la ironía. En la vida real, como en mis cuentos, esa es mi primera lectura.

CR: ¿Sabe si van a traducir al español las otras novelas protagonizadas por Rocco Schiavone ?

AM: No lo sé. ¡Espero de corazón que así sea!


12/2/15

La única cosa en la que creo

“… pero les diré una cosa, la única cosa en la que creo: uno va a estar aquí cincuenta, sesenta, setenta años o los que sean, y hay que procurar pasarlos lo mejor posible. Y no hay más realidades, machos, que el sexo y el dinero…”


Además de Andreu Martín, Juan Madrid y obviamente Vázquez Montalbán, autores que la mayoría de especialistas coinciden en señalar como los más destacados representantes de la novela negra policíaca española en la década de los ochenta, hubo por aquellos años otros escritores igualmente significativos, aunque menos recordados o incluso olvidados en la actualidad, que también escribieron grandes novelas. Uno de esos autores fue Carlos Pérez Merinero.

Si echan un vistazo a la biografía de Carlos Pérez Merinero en Wikipedia verán que se licenció en economía, que durante un tiempo ejerció de profesor universitario y que en un determinado momento su carrera se alejó de las aulas y se adentró de lleno en el mundo de la literatura, el cine y la televisión. A lo largo de su carrera, y para dar algunas referencias, Merinero escribió varios guiones de La huella del crimen, la mítica serie en la que se recreaban algunos de los casos más escalofriantes de la crónica negra española, y fue coguionista de "Amantes", el film dirigido por Vicente Aranda por el cual Victoria Abril recibió el Oso de Plata a la mejor actriz en el Festival de Berlín en 1991.

La publicación de "Días de guardar" en 1981 por la editorial Bruguera representó para Pérez Merinero una entrada fulgurante en del género negro. La novela fue celebrada por su originalidad y dureza y se vendieron más de 10.000 ejemplares. A esta novela le siguieron otras como "El ángel triste", "Llamando a las puertas del infierno" o la trilogía "Fronteras de la inocencia" que lo convirtieron con el tiempo en un autor de culto entre los seguidores del género. En cualquier caso, el prestigio de Merinero entre los aficionados a la novela negra y policíaca de esa época no fue suficiente para que sus obras se siguieran reeditando y llegaran con cierta normalidad hasta los lectores de hoy. De hecho, sucedió todo lo contrario. Con el paso del tiempo la actividad novelística de Pérez Merinero se concentró cada vez más en editoriales especializadas y progresivamente quedó fuera de la órbita del gran público.

Afortunadamente, hace unos meses se concretaron dos iniciativas que enmiendan en parte esta injusta situación. Por un lado, destaca la reedición de la opera prima del escritor sevillano por parte de la editorial Reino de Cordelia (por cierto, estupendo el prólogo del escritor Óscar Urra) y, por otra, la programación a modo de homenaje de Otro cuento de Navidad(2011), película dirigida por el mismo Pérez Merinero y Estación de Chamartín (1981), de la cual el autor sevillano firmó el guión, en la Filmoteca de Catalunya dentro de la recién clausurada BCNegra 2015.



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Días de guardar es un magnífico ejemplo de hard-boiled a la española ambientado en los años inmediatamente posteriores al final del franquismo, los años de la expansión de la periferia de las grandes ciudades y la delincuencia juvenil de los llamados "quinquis". La novela cuenta la historia de Antonio Domínguez, un atracador de bancos y joyerías sin escrúpulos, violento, chulo, ignorante y obsesionado con el sexo, que no dispone de otro sistema de valores que aquel que le permita dar rienda suelta a su propia satisfacción.

De esta novela nos gustaría hacer tres apuntes que, somos conscientes, no son muy originales porque básicamente amplifican algo que ya han dicho otros, si bien entendemos que dado el prolongado letargo de esta obra y su gran calidad no está de más volver a recordar.

En primer lugar, destaca el punto de vista. "En Días de guardar" el narrador es el delincuente y no el detective como era habitual en la narrativa de género escrita por autores españoles a principios de los ochenta. Este planteamiento, muy novedoso y original para la época, fue una constante en la obra del autor sevillano a quien nunca interesó demasiado, por tópico y trillado, el planteamiento clásico del detective o del policía que recibe un encargo e inicia una investigación.

Con el tiempo, esta manera de narrar le valió a Pérez Merinero la comparación con el autor norteamericano Jim Thompson. Entendemos que esta comparación ha sido y es acertada solo hasta cierto punto puesto que a diferencia de los de Thompson, los personajes de Pérez Merinero, sería el caso del atracador Domínguez, no están atormentados, ni pretende o pretendió su autor justificar sus actos recurriendo a una biografía oscura o difícil. El atracador Domínguez es un tipo de una sola pieza, sin remordimientos, sin traumas de infancia que permitan explicar porqué hace lo que hace. Domínguez solo recuerda el pasado para informar al lector sobre cómo se inició en el mundo de la delincuencia y sobre cómo llegó a la conclusión de que lo único que importa es el dinero y el sexo… En ningún caso siente el lector ningún impulso por compadecerlo. En este sentido pensamos que el personaje de Pérez Merinero estaría más cerca del Patrick Bateman de "American Psycho" (1991), obviamente salvando las diferencias de clase y ambiente, que del Lou Ford de "El asesino dentro de mí" (1952).

En segundo lugar, sorprende de la novela de Pérez Merinero el gran trabajo realizado con el lenguaje. El atracador Antonio Domínguez habla de un modo seco, directo, crudo. Su discurso está repleto de refranes populares y expresiones cargadas de cinismo y sentido del humor “barriobajeril”. La violencia verbal y el machismo de la narración de Antonio es lo más políticamente incorrecto y rompedor que hemos leído en los últimos tiempos. Cuesta pensar que un autor contemporáneo se atreviera a escribir de ese modo y que en caso de hacerlo alguna editorial grande (como lo fue Bruguera entre los años cuarenta y finales de los ochenta) quisiera publicarlo... Nada más empezar a leer advierte el lector que Días de guardar no es una novela negra que ande mareando la perdiz con eufemismos... “Y, sin embargo, se mueve. La muy hijaputa se mueve. No sólo se mueve, sino que pone su mano sobre mi pecho y la va bajando hasta dar con mi picha, que, después del castigo que la muy cabrona me infligió durante toda la noche, está más apagada que la puñeta…”

Y es que comparadas con "Días de guardar", este sería el tercer elemento que a nuestro juicio merece la pena destacar, la mayor parte de novelas negras y policíacas que se escriben en la actualidad no tienen la mala leche que gasta la novela de Pérez Merinero. Días de guardar es una novela que aspira a agitar y remover conciencias no tanto por la vía de la crítica social y moral sino por la vía de la confrontación impertinente entre la violencia espontánea y amoral de un atracador de bancos únicamente preocupado por satisfacer sus instintos y la mezquindad de los personajes que se cruzan en su camino con los que, en cierta manera, podría sentirse identificado el lector. Aquello que interesa a Pérez Merinero, tal y como apunta Óscar Urra en el prólogo de la edición de Reino de Cordelia, “no es tanto la crítica social y moral como la estupidez y la mezquindad de la ciudadanía media en sus múltiples formas, actitudes y paisanajes. Al lado de lo que la sociedad y las circunstancias pergeña todos los días con la vida de la mayoría de los personajes que se cruzan con el protagonista, la brutalidad que éste se gasta […] se antoja ingenua y circunstancial”

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Resumiendo, "Días de guardar" es un clásico indispensable y Carlos Pérez Merinero se merece compartir podio con autores como Montalbán, Madrid, Marín, Martínez Reverte o Ibáñez. No dudamos en decir que es el mejor descubrimiento que hemos hecho en lo que va de año. Esperemos que Reino de Cordelia u otra editorial tenga a bien recuperar algunos títulos más de este autor.

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FICHA TÉCNICA

- Título: Días de guardar
- Autor: Carlos Pérez Merinero
- País: España
- Año publicación idioma original: 1981
- Año publicación versión leída para la reseña: 1981
- Editorial: Bruguera
- Páginas:235
- Valoración personal (1-10): 10