31/12/14

Ninguna mujer se llamaba Pandora

“La vida es un gran casino, y cada día una ficha que hay que jugar: le aseguro, detective Julio Cabria, que esta vez la apuesta que le espera en su despacho es doblada. No deje pasar esta mano…”



Pequeña gran novela esta primera incursión en el género negro del joven autor madrileño Óscar Urra. Como dice Carlos Salem al final del prólogo, "A timba abierta" crea adicción. Y es que una vez leída siente el lector la imperiosa necesidad de saber más cosas del singular detective Julio Cabria y, por lo tanto, de que la serie siga y con urgencia.

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Después de perder una importante suma de dinero en una partida de póquer el detective-ludópata Julio Cabria se dispone a terminar con su vida dejándose rodar desde la cornisa de su despacho (“un enérgico salto al vacío le parece demasiado alegre y vitalista para su estado de ánimo y para sus circunstancias”). Pero en el último momento aparecen dos lacayos de un mafioso del barrio al que todo el mundo llama el Botines para ofrecerle un caso. Se trata de encontrar a la novia italiana del viejo. La muchacha se llama Pandora y ha desaparecido sin dejar rastro. Las tres personas que han intentado localizarla han muerto. El Botines ofrece treinta mil euros de recompensa (cien al día para que Cabria no se los funda en el juego). Cabria se lo piensa y al final acepta el caso.

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"A timba abierta" es una novela que seduce en primer lugar gracias a su magnífica prosa. No hay duda de que Urra es un virtuoso en este sentido. La escritura del autor madrileño es elegante, barroca, ingeniosa y para nada pretenciosa. Es algo así como una mezcla bien agitada entre Montero Glez, el mismo Carlos Salem y el Sabina de las mejores canciones y los mejores sonetos. Cada frase, cada párrafo entraña una mezcla casi perfecta de poesía, guiño humorístico y descripción irónica de los modos de vida y supervivencia de personajes casi totémicos del barrio de Tirso (Vitriolo, Meléndez, el mismo Botines...)

En cuanto a la historia, el autor revisita un tema recurrente del género (la desaparición de una joven a quien el detective Cabria debe localizar) que utiliza como excusa para hablarnos del otro Madrid Centro, el que no se ve a primera vista, “el que se enciende cuando los demás se apagan”, como dice Salem, y también de anarcosindicalismo y activismo hacker. Hay en la novela de Urra una intención de crítica social fuerte desde posiciones libertarias que recorre la historia de un extremo a otro en forma de reflexión anónima que aparece y desaparece (como la gente en las plazas) sobre las contradicciones del sistema capitalista y la necesidad de una revolución cibernética a gran escala.

Por otra parte creemos ver en la aproximación al género negro del autor madrileño una especie de distancia irónica que, un poco a la manera de Salem, explota los lugares comunes del noir, pero no para repetir fórmulas sino para crear una especie de ready-made que reactualiza el género y le da un nuevo alcance y una nueva vida en tanto que artefacto literario de crítica social y entretenimiento inteligente.

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La casualidad y la familia han querido que leamos "A timba abierta" desde Nápoles, que sigue igual de bonita y caótica que siempre (uno se pregunta con qué criterio deciden las autoridades de la ciudad abrir o cerrar el tráfico en Via Caracciolo, ¡es delirante!) y se nos ocurre que tal vez la capacidad delictiva que en la novela se atribuye a la camorra napolitana es excesivamente sofisticada. La realidad (lo ha contado muy bien Saviano) es mucho más cutre y salvaje. En cualquier caso esto es solo un detalle del que el lector de esta reseña puede prescindir perfectamente. Óscar Urra es un gran escritor y se le ve capaz de construir una saga detectivesca a la altura de los mejores escritores del género. Si tienen ocasión, síganle la pista. Nosotros lo haremos.

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FICHA TÉCNICA

- Título: A timba abierta
- Autor: Óscar Urra
- País: España
- Año publicación versión leída para la reseña: 2014
- Editorial: Salto de página
- Páginas: 154
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Actualidad - España (Madrid)
- Valoración personal (1-10): 9

29/12/14

Bajo la piel

“No me hable de la gente. Sé cómo es la gente. Sé qué es lo ocultan bajo la piel. No es hermoso. Es algo primitivo y desesperado y se apodera de todo lo que quiere…”


 

"La otra piel", "Original Skin", en el original inglés, es la segunda novela de David Mark y también el segundo caso del sargento Aector McAvoy. En esta ocasión, y mientras sus compañeros de la Unidad de Delitos Graves y Crimen Organizado intentan detener la guerra abierta entre dos bandas de narcotraficantes, McAvoy investiga el aparente suicidio de Simon Appelyard, un joven homosexual aficionado a los tatuajes y a los encuentros sexuales anónimos concertados a través de internet. La investigación conducirá al detective sargento hasta Suzie Devlin, íntima amiga de Simon y adicta como él a las redes de contactos, así como hasta destacadas personalidades de la sociedad de Hull.

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Es posible que tras el éxito de ventas y crítica de "El oscuro invierno", la primera novela de la saga McAvoy, las expectativas formadas en torno a "La otra piel" fueran excesivas y tal vez hayan jugado en contra del autor a la hora de escribir esta segunda entrega. "La otra piel" es una novela ambiciosa pero un tanto lenta y muy irregular en cuanto al desarrollo y la capacidad de enganche de las diversas tramas planteadas. Intentamos desarrollar esta idea.

La novela de David Mark (Reino Unido, 1977) es ambiciosa porque aspira a contar muchas cosas y a reflejar una realidad compleja. Se nota el esfuerzo del autor por ofrecer una mirada panorámica de la realidad social y criminal de Hull (Yorkshire Este), la ciudad en la que transcurre la acción de la novela y en la que el autor ha ejercido el periodismo durante los últimos siete años.

Las disputas entre bandas rivales por el control de la producción y tráfico de cannabis, los conflictos entre la población de origen gitano y la autóctona (la multiculturalidad de la sociedad de Hull y sus tensiones están muy presentes a lo largo de toda la novela), la ambición de las élites políticas locales, el interés creciente entre la gente joven y no tan joven por concertar encuentros sexuales con desconocidos a través de internet para evadirse de una vida solitaria, monótona y sin demasiadas perspectivas... son algunos de los temas que la novela intenta explorar. Esta diversidad temática obliga al autor a plantear una doble trama que no necesariamente convierte la novela en un producto más atractivo y legible para el lector. Por otra parte, La otra piel combina elementos de mérito con otros que a nuestro juicio no acaban de funcionar demasiado bien.

Lo que a nuestro juicio frena la novela y le resta legibilidad:

UNO, lo hemos apuntado hace un momento, el intento de ofrecer un retrato complejo de la sociedad de Hull hace que la novela se subdivida por lo menos en dos tramas independientes y que se extienda de manera excesiva. Por otra parte, cabe señalar que estas dos tramas despiertan un interés muy desigual. De hecho, nos parece bastante claro que la trama relativa a las bandas en disputa por el control de la producción de cannabis flojea en cuanto al suspense y acaba subordinada a la trama relativa a la investigación del supuesto suicidio de Simon Appleyard, hasta el punto incluso de funcionar un poco como "trama espaciadora" que permite interrumpir el desarrollo de esta última para mantener el interés del lector. A nuestro juicio, este mecanismo funciona de una manera demasiado evidente sobre todo a partir de la segunda mitad de la novela.

DOS, el precario desarrollo de la investigación en ambas tramas pero especialmente en la de Simon Appleyard, que para nosotros es la más atrayente, no está a la altura de la intriga planteada. Pensamos que la investigación que lleva a cabo McAvoy tiene una secuencia un tanto forzada, demasiado casual o incluso poco creíble en ocasiones, que se acaba resolviendo de una manera precipitada y sin respetar un mínimo fair play para con el lector. No aspirábamos a deducir quién era el asesino (no estamos ante una novela enigma) pero tampoco esperábamos que la solución se presentara de una manera tan artificial, ingenua incluso y, por lo tanto, poco orgánica. Es como si el autor se hubiera olvidado de sembrar más a lo largo de toda la novela para que el desenlace funcionara como una consecuencia lógica (que no predecible) de los conflictos que lo han precedido.

TRES, la falta de nervio de la narración. El estilo de Mark sería algo así como lo opuesto al de David Peace, que en su conocido "Red Riding Quartet" también mueve a sus personajes por la geografía de Yorkshire. Posiblemente, la misma historia contada con más rabia y más ritmo hubiera tenido otro impacto.

Lo que más nos ha gustado:

UNO, un planteamiento de fondo (de alcance casi filosófico) con el que todo lector puede fácilmente identificarse: ¿qué nos mantiene en pie?, ¿cómo afrontamos el hastío, el vacío, la monotonía…?, ¿qué da sentido a nuestras vidas?

DOS, los temas de la novela son los de los clásicos del género negro y policial (la soledad, la ambición y las desviaciones de ambas, esto es, la pérdida de la dignidad y la pérdida de cualquier tipo de sentido moral) pero actualizados a partir de nuevas realidades como son internet, las redes sociales, los mensajes de telefonía móvil...

TRES, un protagonista, el citado sargento Aector McAvoy, que posee una serie de rasgos bastante originales: es un tipo con un exagerado sentido del deber (parece no tener grietas ni debilidades en ese sentido), tiene esposa e hijos y está absolutamente entregado a una poco ortodoxa (para ser el protagonista de un noir) felicidad familiar.

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Además de "El oscuro invierno" y "La otra piel" David Mark ha escrito dos novelas más de la serie del detective sargento McAvoy. Se trata de "Sorrow Bound" (2014) y "Taking Pity" que aparecerá en 2015.

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FICHA TÉCNICA

- Título: La otra piel
- Título: original: Original Skin
- Autor: David Mark
- País: Reino Unido
- Año publicación idioma original: 2013
- Año publicación versión leída para la reseña: 2014
- Editorial: Siruela
- Páginas: 407
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Actualidad - Reino Unido
- Valoración personal (1-10): 7

20/12/14

Avanzar en la oscuridad

“El ser humano es un túnel estrecho, hay que internarse en él si quieres conocerlo. Hay que avanzar en la oscuridad, aspirar el olor de todos los animales muertos, escuchar los gritos, los dientes que rechinan y los llantos. Hay que andar, hundir las patas en un charco de sangre y trepar por un hilo de oro abandonado por el propio ser humano, cuando no era más que infancia y ningún tejado cubría su techo. El humano es un túnel y todo humano llora su cielo desaparecido. Esto lo sabe el perro y por ello es infinito su afecto por lo humano.”
 
 
"Ánima" (Premi Llibreter 2014) no se parece a nada, al menos que sepamos nosotros, de lo publicado últimamente dentro y fuera del ámbito de la novela de género negro y policial. La particularidad del punto de vista y la textura poético-filosófica de la escritura de Mouawad la convierten en una muestra muy singular dentro del panorama literario actual. Es muy difícil que esta novela, que plantea una profunda reflexión sobre la condición humana y lo absurdo de la violencia, deje a nadie indiferente.
 
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"Ánima" cuenta la historia de Wahhch Debch, un personaje del que fundamentalmente sabemos que un día llega a su casa y encuentra el cuerpo sin vida de Léonie, su esposa. La muchacha, que estaba embarazada, ha sido brutalmente asesinada y violada. No hay ninguna explicación racional para una acción tan salvaje. Wahhch se culpa de lo sucedido y entra en una fase de profunda tristeza. Pero al poco tiempo, alguien le facilita el nombre del asesino y su paradero. Se llama Welson Wolf Rooney y permanece escondido en algún lugar de la reserva india de Kahnawake, en Quebec. El problema es que los federales tienen vetado el acceso a la reserva y no pueden proceder a su detención. Entonces, Wahhch decide salir a darle caza.
 
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La novela de Wajdi Mouawad nos parece muy singular al menos por cuatro razones:
 
Destaca en primer lugar por el punto de vista elegido por el autor para contar la historia. Excepto la cuarta parte, Homo sapiens sapiens, que dicho sea de paso abre la puerta a una interpretación metaficcional de la novela en la que no entraremos para no complicar esta reseña, la totalidad de la historia es, en principio, narrada por multitud de personajes que no son humanos sino animales. Animales de todo tipo (gatos, palomas, peces, perros, cuervos, ratas, caballos, serpientes, lobos, moscas, mosquitos…) que acompañan o simplemente coinciden con el protagonista a lo largo de un largo viaje por América.
 
Esta estrategia, la de enfocar la realidad natural y humana desde la perspectiva animal, no es nueva. De hecho, es una forma literaria bastante típica en Canadá, tierra de adopción del autor, y en Estados Unidos. Se hizo muy popular a principios del pasado siglo. Los representantes más destacados de las "wild animal stories" (Lutts, 1998), fueron Charles G.D. Roberts (considerado también padre de la poesía canadiense) y Ernest Thompson Seton. Es posible que estos nombres no resulten demasiado familiares a los lectores hispanohablantes… Sí que debe sonar en cambio el del estadounidense Jack London, autor de Call of the Wild (La llamada de lo salvaje) de 1903, su novela más conocida, y su continuación, White Fang (Colmillo Blanco) de 1906. Ambas obras han alcanzado desde hace décadas una gran popularidad y forman parte de los clásicos de la literatura de aventuras. Precisamente en White Fang el autor estadounidense adoptó el punto de vista animal para contar la historia.
 
Mouawad recupera esta tradición literaria nacida en su país de adopción pero lo hace, según interpretamos nosotros, sin ninguna voluntad de construir un discurso romántico en términos de maltrato o explotación animal vs colaboración o amistad con el ser humano, ni tampoco en términos de domesticidad vs salvajismo o de cautividad vs libertad como podría ser el caso de las novelas de London. La intención es más bien filosófica y se concreta en una operación que confronta la violencia animal con la humana para llegar a algún tipo de conocimiento sobre esta última.
 
Y la conclusión parece ser que la violencia del mundo animal está exenta de maldad, es automática, instintiva, limpia, darwinista… Cuando un animal “cuenta” (gracias a esa especie de lenguaje imaginado que el autor le atribuye) una experiencia de violencia, el automatismo del gesto no suscita ningún sentimiento de pavor o extrañamiento en el lector, la violencia aparece como reacción natural. En cambio, la violencia entre seres humanos que disponen de lenguaje, que en principio debería protegerles de ella, solo puede ser brutal, oscura, degradante, absurda. A pesar del lenguaje, parece querer decirnos el autor, el hombre sigue siendo violento. Por lo tanto, es necesario encontrar un lenguaje nuevo, palabras nuevas que alejen al ser humano de su origen animal. El personaje de Rooney, que vendría a ser algo así como un animal-hombre, un asesino con cualidades casi mitológicas, piensa y habla como un animal, y de ahí el miedo y el horror.
 
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Un segundo elemento que llama la atención de esta novela es la textura híbrida del conjunto que se traduce en una escritura que mezcla narración con poesía e incluso con aforismo filosófico en una especie de lucha por definir la pregunta sobre la condición humana y revelar alguna clase de respuesta. "Ánima" es una historia heredera de géneros y tradiciones muy diversas. Son reconocibles rastros o influencias que van desde la tragedia griega, la Biblia, el humanismo caracterizado por la conciencia del absurdo de Camus o Céline, la poesía febril de Dylan Thomas o las historias country noir de supervivencia y redención de Daniel Woodrell o Cormac McCarthy... De hecho el mismo autor recoge algunas de estas influencias en el anexo final de citas.
 
Y a raíz de esto cabría preguntarse si esta novela podría calificarse de novela negra o policíaca. Nuestra respuesta es que sí. Obviamente no es un policial clásico, pero pensamos que la novela de Mouawad contiene al menos un elemento que justifica esta respuesta: sin el elemento criminal, esto es, sin el asesinato inicial de Léonie y la posterior caza del asesino serial, la novela no se entiende. El asesinato es fundamental para lanzar la historia y justificar el viaje-investigación que emprende el protagonista. 
 
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Y aquí aparece un tercer elemento de singularidad de la novela de Mouawad. "Ánima" tiene algo de "road story" pero no es una "road story" tradicional. El viaje de Wahhch va cambiando a medida que el protagonista hace camino: empieza siendo una persecución, luego se transforma en huida y termina siendo viaje de carácter iniciático que permitirá a Wahhch recuperar la memoria de un origen trágico y muy violento de la cual apenas era consciente al principio de la novela.
 
Esta emergencia de la memoria del origen olvidada o reprimida conectará la brutalidad de los asesinatos del misterioso Rooney, con el enfoque animal del que hablamos más arriba y la Guerra del Líbano, país del que es originario el protagonista de la historia y también del autor de la novela, durante la masacre de palestinos en Sabra y Chatila por parte de la Falange Libanesa en septiembre de 1982.
 
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La última característica que nos gustaría destacar de esta novela tiene que ver con la motivación del protagonista para emprender la investigación-viaje.
 
Las motivaciones de los investigadores o detectives para resolver un caso acostumbran a estar relacionadas con la necesidad de conocer la verdad, de que se haga justicia, de redimirse de algún error cometido en el pasado… En el caso de "Ánima" el esquema es parecido pero no del todo asimilable a estos planteamientos. Pensamos que en esta novela el asesinato funciona más como motor de reflexión que como problema concreto que demanda de una explicación que permita restablecer el orden perdido. De hecho, se nos ocurre que Ánima podría calificarse de thriller filosófico, un poco en la línea de algunas novelas de Stanislaw Lem ("La investigación", por ejemplo) donde es más importante el proceso que la solución final.
 
Cuando Wahhch emprende la caza de Rooney su objetivo no es conocer la verdad (tiene conocimiento del nombre del asesino prácticamente desde el principio, cosa poco frecuente en el género policial) o redimirse de un error o de un mal comportamiento (a Wahhch no puede atribuírsele ninguna culpa o responsabilidad objetiva) o incluso vengarse (a pesar de que al final sucede algo que podría considerarse una venganza), sino simplemente ver su rostro; o como reza la cita que abre esta reseña, “internarse en el túnel estrecho que es el ser humano", esto es, acudir al origen de esa violencia irracional y sinsentido, someterse a ella y gracias a esa experiencia intentar comprender algo.
 
“Quiero encontrar al que ha hecho esto. No quiero matarlo, no me mueve la sed de venganza, ni siquiera me invade la cólera. Sólo quiero ver su cara, saber quién es. No sé por qué.”
 
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FICHA TÉCNICA
 
- Título: Ánima
- Título: original: Anima
- Autor: Wajdi Mouawad
- País: Líbano - Canadá
- Año publicación idioma original: 2012
- Año publicación versión leída para la reseña: 2014
- Editorial: Destino
- Páginas: 434
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Actualidad Canadá - Estados Unidos
- Valoración personal (1-10): 8
 
 

8/12/14

Ocho millones de maneras de morir

-Hay ocho millones de historias en la ciudad –dijo-. ¿Se acuerda de aquel programa? Estuvo en la televisión unos cuantos años.
-Me acuerdo –contesté.
-Decían esa frase al final de cada transmisión: Hay ocho millones de historias en la ciudad desnuda. Ésta es una de ellas –dijo.
-Me acuerdo –dije.
-Ocho millones de historias. ¿Sabe lo que hay en esta ciudad; en esta pestilente cloaca que es esta ciudad? ¿Sabe lo que hay? Tienes ocho millones de maneras de morir.”
 
 
 
 

"Ocho millones de maneras de morir" es una estupenda novela del escritor norteamericano Lawrence Block que después de más de tres décadas (fue publicada por primera vez en 1982) sigue sumando reediciones y asomando el lomo en los estantes de la sección de novela policíaca de la mayor parte de librerías.
 
La novela de Block envejece más que bien. El inolvidable título, lejos de verse perjudicado por el paso del tiempo, sigue desprendiendo ese inconfundible aire de clásico imprescindible (hay muy pocos títulos así) que parece garantizar de manera infalible la calidad de la historia que viene a continuación, y su protagonista, Matthew “Matt” Scudder, hace tiempo que forma parte del elenco de detectives imprescindibles del género negrocriminal.
 
"Ocho millones de maneras de morir" es la quinta novela protagonizada por Scudder. A fecha de hoy la serie cuenta con diecisiete novelas y una última entrega publicada hace un par de años con el título "The Night and the Music" formada por once historias cortas.
 
Tal como sugiere Andreu Martín en el prólogo, ésta es una novela que combina como pocas el romanticismo oscuro y pesimista de los maestros de la novela negra, una trama llena de giros inesperados que garantiza el entretenimiento y una escritura impregnada de un realismo acerado que retrata de una manera muy creíble la violencia de las calles de la Gran Manzana a principios de los ochenta.
 
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En esta entrega, posiblemente una de las más logradas de la serie junto con Los pecados de nuestros padres y Caminando entre tumbas, Block presenta a un Matt Scudder que a pesar de los esfuerzos por remontar sigue zozobrando en la cuerda floja. Su carrera como policía, truncada después de la muerte accidental de una niña de siete años, ya queda lejos. Ahora se gana la vida haciendo trabajos de detective privado sin licencia que a duras penas le dan para alquilar una modesta habitación de hotel y pasar algo de dinero a su ex esposa Anita que tiene la custodia de dos hijos a los que no ve casi nunca. Asimismo, Scudder intenta superar sus problemas con el alcohol asistiendo de manera periódica a reuniones de Alcohólicos Anónimos.
 
La novela arranca cuando una prostituta llamada Kim Dakkinen acude a uno de los bares que Matt suele frecuentar para contratar sus servicios como detective. “La vi entrar. Habría sido difícil no verla. Tenía el cabello rubio, casi blanco, del color nacarado de los niños pequeños…” Al parecer, Kim quiere dejar la prostitución, pero tiene miedo de que al enterarse de sus intenciones el macarra que la ha estado protegiendo durante los últimos tres años, un tipo llamado Chance, la persuada con métodos violentos de que esa no es una buena idea. Scudder acepta el trabajo y empieza a buscar a Chance.
 
Gracias a la ayuda de Danny Boy, un negro albino que ya le pasaba información en su etapa como policía, Matt consigue localizar a Chance. Chance no es el típico chulo: aire de próspero hombre de negocios negro, cínico, refinado, aficionado al boxeo, lector de Nietzsche, empedernido coleccionista de máscaras africanas… asegura que sus mujeres están con él por voluntad propia y que no tiene ningún problema en que Dakkinen se largue: “Yo podría abrir una agencia, Scudder, y la cola de candidatas daría la vuelta a la manzana”. Pero a los pocos días, la chica aparece salvajemente asesinada en la habitación de un hotel. Al principio, todo apunta a que el responsable ha sido Chance, pero su coartada parece irrefutable…
 
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Una de las cosas que más nos gusta del Scudder de "Ocho millones de maneras de morir" es la extraña combinación entre la fragilidad que parece desprender en todo momento el protagonista y una especie de fortaleza interior, que tal vez pueda leerse como férrea esperanza en alguna clase de perdón o redención, que contrarresta esa pulsión autodestructiva. No es nada fácil crear un personaje tan ambivalente que al mismo tiempo resulte creíble. A lo largo de toda la historia esta especie de dicotomía mantiene una tensión interesantísima que nunca se resuelve y lo hace sin incurrir en contradicciones o incoherencias que como decíamos pudieran poner en peligro la verosimilitud del personaje. Hay personajes bien definidos de los que resulta relativamente fácil identificar motivaciones, objetivos... En el caso de Scudder la cosa no funciona así. Scudder no es un tipo fácil de comprender para el lector. Y a pesar de todo el personaje genera empatía y parece actuar con sentido. No sabemos muy bien hacia dónde va, pero de algún modo sabemos que se dirige hacia el lugar correcto.
 
El detective de Nueva York es un superviviente. Está lleno de heridas profundas que parecen cicatrizar muy despacio, heridas que incluso podrían tumbarlo en cualquier momento. Pero Scudder resiste, se mantiene en pie, avanza, ni que sea dando traspiés como un sonámbulo. Y aparentemente lo hace a cambio de muy poco. Para Scudder la recompensa material es lo de menos (cuando Dakkinen le propone el trabajo acepta menos dinero del que podría haberle sacado y, al final, algo parecido sucede con Chance). Incluso diríamos que la necesidad de verdad, en el sentido en el que la entendieron detectives clásicos como por ejemplo Lew Archer, el detective creado por Ross Macdonald, tampoco es el fin último del de Nueva York. Para Matt Scudder la recompensa es moral y hasta espiritual…
 
Intuimos, por lo tanto, que hay algo trascendente en las motivaciones del detective. En sus derivas por las calles, bares, licorerías, iglesias… de la Gran Manzana parece como si no solo estuviera intentando atrapar a un asesino, sino también, y sobre todo, como si intentara alcanzarse a sí mismo, convertirse en un nuevo hombre, un nuevo Scudder que sirva de instrumento a algo superior, ¿a Dios tal vez?.
 
Y es que, a menudo, el detective se muestra como una especie de apóstol vengador dispuesto a todo, incluso a sacrificar su vida, para denunciar la indiferencia de la sociedad ante la violencia generalizada de la que día tras día se hacen eco los periódicos... y con ese gesto, tal vez, dejar atrás un pasado ruinoso: el alcohol, el incidente que terminó con la muerte de la niña Estrellita Rivera... “Pero no tenía que perdonarlo. Ése era el trabajo de Dios, no el mío. Fui capaz de apretar el gatillo. Y no hubo balas que rebotaran, que se perdieran.”
 
En cualquier caso, parece como si Block no quisiera mostrar este aspecto de una manera clara, como si prefiriera que su protagonista se guardara esas cosas para sí. Y puede que de ahí provenga esa especie de torpeza o incluso simplicidad casi infantil típica de Scudder que inevitablemente encuentra la complicidad del lector. “Me pregunté qué sensación produciría rezar y qué podría aportar a la gente. Cuando me encuentro en una iglesia –no importa cuál- me entran ganas de rezar pero no sé cómo.”
 
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En 1985, "Ocho millones de manera de morir" tuvo una adaptación cinematográfica con guión de Oliver Stone y con Jeff Bridges, Andy García y Rosanna Arquette en los papeles principales que no cosechó muy buenas críticas. Recientemente la novela "Caminando entre tumbas" (1992) ha tenido versión cinematográfica con Liam Nesson desempeñando el papel de Matt Scudder.
 
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FICHA TÉCNICA
 
- Título: Ocho millones de maneras de morir
- Título: original: Eight Million Ways to Die
- Autor: Lawrence Block
- País: Estados Unidos
- Año publicación idioma original: 1982
- Año publicación versión leída para la reseña: 2008
- Editorial: RBA bolisllo
- Páginas: 382
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Años 80 - Nueva York
- Valoración personal (1-10): 9

1/12/14

La novia y el verdugo

“Aquella mañana, como tantas otras, se despertó llorando y con un nudo en la garganta, aunque no tenía ninguna preocupación concreta..."


 

"Vestido de novia" (Premio del Salon du Polar 2009) es una de esas raras historias dotadas de una inmensa capacidad para seducir a todo tipo de públicos. Estamos convencidos de que tanto los lectores asiduos al género policíaco como los que no lo son disfrutaran con esta novela de escritura clara, trama imprevisible y estructura inteligentísima.

La segunda novela de Pierre Lemaitre (a día de hoy la bibliografía del autor francés alcanza los nueve títulos) funciona como un mecanismo de precisión casi perfecto. Está construida a base de múltiples puntos de vista que obligan al lector a variar la distancia desde la que observa a Sophie y Frantz, los dos protagonistas de la historia, al tiempo que cuestionan las aparentemente fiables conclusiones a las que uno cree haber llegado.

Seguiremos la estrategia de la editorial y no contaremos demasiadas cosas sobre la trama para no privar al lector de una lectura creativa. Solo diremos que la novela cuenta la historia de Sophie Duguet, una mujer de mediana edad que una vez tuvo una vida aparentemente normal y que sin saber muy bien cómo lo pierde prácticamente todo. El declive de Sophie empieza con pequeños descuidos cotidianos. Le siguen robos en supermercados que la protagonista no recuerda haber cometido. Más tarde empiezan a aparecer cadáveres a su alrededor…

"Vestido de novia" tiene algo de cuento de terror infantil, se nos ocurre que podría ser algo así como una adaptación contemporánea de la historia de caperucita y el lobo, que conecta con nuestros miedos más primarios. Una vez leída, la novela sigue dando vueltas en tu cabeza y dejándote el corazón helado. También reconocemos en ella algo del psicologicismo de la Highsmith e incluso un cierto parentesco con las turbias atmósferas de las películas de Haneke.

La novela de Lemaitre es una historia sobre las falsas apariencias, pero sobre todo es una historia de venganza. Una venganza cruel y sádica hasta extremos insospechados difícil de comprender sino es alejándose de los patrones que marca la cordura.

Transcurridas las dos primeras partes de la novela, que vendrían a ser prácticamente dos tercios del total, la historia pierde algo de esa originalidad abrumadora que deja al lector totalmente descolocado en un primer momento. La trama se hace más transparente y previsible y, tal vez por eso, se precipita hacia el final de una manera un tanto fragmentaria y a excesiva velocidad (pensamos que algunas páginas más no le hubieran sentado nada mal). En cualquier caso, el autor consigue mantener al lector enganchado en todo momento y cierra con un final absolutamente catártico.

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FICHA TÉCNICA

- Título: Vestido de novia
- Título: original: Robe De Marié
- Autor: Pierre Lemaitre
- País:Francia
- Año publicación idioma original: 2009
- Año publicación versión leída para la reseña: 2014
- Editorial: Alfaguara
- Páginas: 291
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Actualidad - París
- Valoración personal (1-10): 9


22/11/14

La verdad de lo que somos


“Era como si padeciera una enfermedad secreta, o como si tuviera dentro un reloj haciendo tictac, latiendo como un corazón: en cualquier momento podía dispararse la alarma y entonces Audrey Beck dejaría de existir.”

“No puedes desechar tu origen, por mucho que quieras. Sigue estando ahí. Sigue siendo la verdad de lo que somos.”

 

Primera novela del norteamericano Peter Swanson con larssonesco título en el original inglés, The Girl with a Clock for a Heart, que por decisión de la editorial ha quedado reducido a Un reloj por corazón. Esto es, se le ha amputado la parte sospechosa. Y leída la novela, pensamos que no ha sido malo el planteamiento. A pesar de las evidentes conexiones entre los personajes de Liana Decter, la protagonista femenina del libro de Swanson, y Lisbeth Salander, la novela del norteamericano traza un camino propio que merece mucha más atención de la que posiblemente se le concedería si a causa del título apareciera como una mera imitación de las novelas del autor escandinavo. Para nosotros está claro que no lo es. Insistimos, la novela de Swanson merece una oportunidad.

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Un reloj por corazón cuenta la historia de George Foss, un redactor de una revista de Boston que mantiene una posición cómoda en lo laboral pero conflictiva en lo vital. Con sus más de cuarenta años, Foss es un tipo triste y aletargado que ha perdido toda esperanza de enamorarse y formar una familia o de comerse el mundo, en principio ya ha llegado donde él quería, o incluso de que se produzca en su vida una sorpresa que lo arranque de la rutinaria vida cotidiana en la que está sumido.

Un día, después de veinte años sin saber nada de ella, George encuentra en su bar de siempre a una antigua novia de la universidad que en su momento le había roto el corazón. Su verdadero nombre es Liana Decter pero ahora se hace llamar Jane (en otro tiempo también se hacía llamar Audrey) y está metida en un buen lío. Según parece, Liana tiene una importante deuda con un empresario llamado Gerald MacLean con el que Liana mantuvo una relación hace tiempo. Recientemente, MacLean ha contratado a un matón de nombre Donnie Jenks para que localice a la chica y recupere el dinero. Liana está dispuesta a saldar la deuda pero tiene miedo de presentarse ante MacLean, de manera que le pide a George que haga de intermediario y entregue el dinero en su nombre.

Después de veinte años, la capacidad de seducción de Liana Decter sigue intacta y George acepta la propuesta sin pensarlo demasiado. Y como no podía ser de otra manera, lo que en principio era una simple entrega de dinero se complicará hasta extremos insospechados para el redactor. De un día para otro la monótona vida de George Foss se convertirá en algo imprevisible pero también peligroso.

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Cosas a destacar:

UNO. Estupendo personaje el de Liana Decter que, como decíamos al principio de esta reseña, mantiene claros paralelismos con el de Lisbeth Salander, la protagonista de la trilogía de Stieg Larsson, sin que ello implique que la primera sea una mera copia de la segunda. Ambos son personajes femeninos complejos, misteriosos, camaleónicos, obsesivos. Comparten una biografía complicada y traumática que explica, en parte, personalidades tan inadaptadas (cada una a su manera) e impermeables a los códigos morales establecidos. Tanto Liana como Lisbeth tienen la fuerza y la resistencia de quienes están acostumbradas a sobrevivir a cualquier precio pero al mismo tiempo presentan, sobre todo en el caso de Salander, y tal vez ahí resida una diferencia clave entre ambas, la fragilidad y desorientación propia de las adolescentes.

Pensamos que esta última característica es mucho más acentuada en Lisbeth que en Liana. De hecho, en Liana aparece más bien poco. Liana es fuerte, extrovertida, basa su capacidad de manipulación en su atractivo físico y no en su habilidad para hackear sistemas informáticos. Diríamos incluso que el personaje de Liana entraña una frialdad casi psicótica (habrá que ver en qué direcciones crece el personaje en próximas entregas) que la acerca más a la Amy de Perdida (Gone Girl), el best seller de Gillian Flynn, o incluso, y salvando las distancias, a la locura sonámbula de Sophie, el personaje femenino de Vestido de novia, la reciente novela de Pierre Lemaitre cuya reseña publicaremos en breve.
 
DOS. Hay elementos de Un reloj por corazón que permitirían emparentar esta novela con una película de Jonathan Demme de finales de los ochenta titulada Algo salvaje,  protagonizada por Jeff Daniels, Melanie Griffith y Ray Liotta. Al igual que en la película, en la novela de Swanson un tipo normal al que nunca le sucede nada conoce a una chica alocada y atractiva que le saca de la monotonía pero que le mete en un mar de líos. De hecho, a lo largo de la novela la película de Demme es citada en algún momento. Al igual que en la película, que empieza como una comedia inofensiva y termina prácticamente como un thriller, la atmósfera de Un reloj por corazón se va enrareciendo progresivamente hasta rozar la tragedia.




 TRES. Revisando lo que hemos escrito más arriba se nos ocurre que tal vez estemos acudiendo sin ser plenamente conscientes de ello la recuperación silenciosa de un tipo de personaje femenino de tipo negativo-oscuro en la novela negrocriminal e incluso más allá de ella que pensamos merecería la pena investigar. Salander, Amy, Sophie, Liana, incluso y a pesar de Lars von Trier (caso aparte donde los haya) el personaje interpretado por Charlotte Gainsbourg en Anticristo serían algunos de sus exponentes.

 CUATRO. La narración se pone en marcha combinando pasado y presente en un juego que permite mantener atrapado al lector en un doble frente. Por un lado, se cuenta la historia del reencuentro aparentemente casual entre George y Liana, la deuda pendiente de la chica con el empresario MacLean, la inevitable implicación del redactor  en el asunto… y, por otro, en una especie de flashback autónomo, lo que ocurrió veinte años atrás cuando George y Liana se conocieron en la universidad y al cabo de unos meses la chica desapareció sin dejar rastro. En la medida en que el primero permite entender o explicar partes del segundo podría decirse que son complementarias. En cualquier caso, quedan muchos vacíos que impiden conectar perfectamente ambas historias. Imaginamos que serán completados en próximas entregas.
Curiosamente, esta estructura de dos fragmentos de la misma historia que avanzan en paralelo, una referida al presente de los personajes y otra al pasado, parece recurrente en algunas de las últimas novelas que hemos leído; es prácticamente idéntica a la de Galveston, la opera prima de Nick Pizzolatto que reseñamos el mes pasado.
 
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Resumiendo, Un reloj por corazón es una buena novela que empieza casi como una comedia inofensiva y a medida que avanza se va oscureciendo hasta adoptar tintes trágicos, gran personaje femenino en la estela de la Lisbeth Salander de Stieg Larsson y otros afines pero con rasgos distintivos y personalidad propia y un final que funciona como cierre provisional de la historia pero que claramente deja entrever próximas entregas.

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FICHA TÉCNICA

- Título: Un reloj por corazón
- Título: original: The Girl with a Clock for a Heart

- Autor: Peter Swanson
- País: EUA
- Año publicación idioma original: 2014 

- Editorial: Destino
- Páginas: 342
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Actualidad - Boston

- Valoración personal (1-10): 8




 

10/11/14

El mejor espía de la historia


“El juego del espionaje es así, cada uno tiene sus versiones y las versiones no siempre encajan ni explican la realidad. La realidad nunca se conoce, porque la versión de cada uno cambia toda la historia.”

 

Con las novelas de Antonio Manzanera (de momento lleva publicadas tres, “El informe Müller”, “La suave superficie de la culata” y “La tercera versión”) nos sucede siempre algo parecido: las historias nos parecen interesantes, están excelentemente documentadas y prometen una lectura formativa y entretenida , pero a la hora de la verdad, la sofisticada arquitectura interna y la preeminencia de lo documental respecto a lo dramático, que a menudo se concreta en una especie de frío objetivismo en el tratamiento de los personajes y en un desarrollo muy particular del conflicto narrativo, conspiran para que las historias pierdan la capacidad de atracción que podrían llegar a tener.

Nos volvió a suceder con “La tercera versión” y pensamos que es una lástima porque estamos convencidos de que si el autor murciano evitara algunos de estos excesos podría llegar bien alto, incluso convertirse en un futuro no muy lejano en el Tom Clancy español.

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“La tercera versión” cuenta la historia o, mejor dicho, las historias o versiones, de uno de los casos de espionaje más controvertidos ocurridos durante el periodo de la Guerra Fría. El mismo año que Gorbachov es elegido Secretario General del PCUS (1985), un coronel del KGB de nombre Vitaly Yurchenko se presenta en la embajada norteamericana en Roma aduciendo que quiere desertar. Los servicios secretos norteamericanos, que no hace mucho han perdido a uno de sus mejores espías, el ingeniero Adolf Tolkachev, reciben la noticia con entusiasmo y  convencidos de que el coronel ruso revelará informaciones que serán de gran utilidad para los intereses de su país lo trasladan a Washington. Pero una vez allí, Yurchenko empieza a comportarse de un modo extraño. Transcurridos unos meses, y a pesar de que los norteamericanos aceptan la mayor parte de sus peticiones, el espía ruso logra despistar a los agentes que lo custodian y escapa de nuevo a la embajada soviética.

 

Manzanera  estructura la novela en cuatro partes. La novela arranca con un preludio que sitúa al lector en antecedentes acerca de la figura de Adolf Tolkachev, ingeniero soviético que espió para los norteamericanos entre 1979 y 1985, y que finalmente fue descubierto por los rusos. A esta primera parte le siguen tres versiones de la historia del supuesto desertor Vitaly Yurchenko. Cada una  de estas cuatro partes (preludio y tres versiones) tiene un narrador distinto. En dos casos los narradores se corresponden con personas reales (Edward Lee Howard, agente de la CIA expulsado de la agencia por conductas inapropiadas y Aldrich H. Ames, agente de la CIA destinado a la división SE y condenado por espionaje), y en otros dos con personajes ficcionales o autoficcionales (agente del FBI David J. Miller y el propio Antonio Manzanera, que en uno de los giros más originales y atrevidos de la novela pasa a formar parte de la trama como un personaje más).

Para darle mayor veracidad a la historia el autor adopta en tres casos formas narrativas que remiten o se inspiran en una serie de documentos que podría haber existido en realidad: una entrevista, un interrogatorio y un informe desclasificado. En el caso de la conversación entre el agente Miller y un cadete recién salido de la academia que escucha atentamente la historia de Yurchenko con el objetivo de extraer alguna enseñanza (primera versión) la coherencia formal se pierde puesto que lo que se cuenta no queda registrado o documentado de ninguna manera al contrario de lo que sucede en los otros casos.

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Más allá de conocer quién delató a Tolkachev o saber qué ocurrió realmente con el caso Yurchenko, lo que más nos ha interesado de la novela de Manzanera tiene que ver con el factor humano, esto es, con las motivaciones que durante la Guerra Fría pudieron llevar a agentes de un bando y de otro a pasarse a las filas del oponente.  ¿Qué impulsó a esas personas a traicionar a sus países? ¿Lo hicieron solo por dinero? A pesar de que suele ser la principal razón que se esgrime para justificar los casos de traición y espionaje, la ambición y el enriquecimiento personal no son las únicas explicaciones posibles. Tal y como sugiere Manzanera en varios momentos de la novela, la humillación, el sentimiento de derrota y decepción, el resentimiento, una deuda acuciante y la pasión amorosa pudieron ser motivaciones de fondo que llevaron a actuar a más de un espía.  “La realidad (de los hechos) nunca se conoce” reza la cita que encabeza esta reseña. Y al hilo de esta cita y de lo comentado más arriba, se nos ocurre que tal vez hubiera tenido más sentido que el autor de "La tercera versión" explorara la realidad de las motivaciones y debilidades humanas, puesto que de ella podemos extraer enseñanzas extrapolables a nuestras vidas actuales, antes que lanzar hipótesis sobre tramas de espionaje que nunca quedaran resueltas.

Por otra parte, pensamos que la novela hubiera ganado si Manzanera hubiera apostando sin tapujos por una única versión, la suya, la autoficcional, la que da título a la novela, la que habla de un amor imposible y un espía sin escrúpulos llamado Joe y la hubiera exprimido hasta sus últimas consecuencias a nivel narrativo. Al apostar todo el peso de la novela a la sucesión de versiones, pensamos que el autor arriesga en exceso. La sensación de repetición se impone al posible interés renovado que debería conllevar cada nuevo narrador y el relato pierde fuerza dramática. Lo que en principio estaba planteado como una novela se convierte al final en una suerte de documental de ficción.
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FICHA TÉCNICA

- Título: La tercera versión
 
- Autor: Antonio Manzanera
- País: España
- Año publicación idioma original: 2014
  - Editorial: Umbriel
- Páginas: 316
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Washington y otras localizaciones, años 80, Guerra Fría
- Valoración personal (1-10): 7

  

20/10/14

Ser el instrumento de la venganza


“La mayoría de los seguidores de un culto no creen en lo que tratan de inculcarles. Lo único que quieren es que les digan qué deben hacer”
 
 
Hace una semana y por gentileza de la editorial Planeta, cayó en nuestras manos la novela Causas Naturales, la primera del escritor escocés James Oswald protagonizada por el inspector de policía Anthony “Tony” McLean.

Una de las primeras cosas que llama la atención de esta novela, a parte de la inquietante portada con dos puertas cerradas, casi simétricas, de lo que se intuye debe ser el interior de un viejo caserón, es la faja de color amarillo que rodea el libro. En esta faja se informa al potencial lector de que el autor de la novela es un “granjero escocés que se ha convertido en un fenómeno editorial”. También llama la atención la fotografía impresa en la faja y la que aparece en la contraportada. En ambas se reafirma la idea de que James Oswald es un escritor-granjero o un granjero-escritor. En el primer caso, el autor aparece pertrechado de un ordenador portátil de la casa Acer y sentado sobre un montículo de heno. En el segundo, sigue con el portátil pero descansa sobre una silla plegable en mitad de una pradera y en compañía de un par de ovejas neozelandesas.

Nosotros no tenemos ni idea de marketing pero intuimos que esta manera de presentar a un autor tiene que ver con el marketing. Tampoco tenemos ninguna idea preconcebida, al menos de manera consciente, acerca de la calidad literaria de la obra de un granjero-escritor o de un bombero-escritor o de un policía-escritor o incluso de un escritor a secas. Pensamos que las novelas deben leerse y ser juzgadas por críticos y lectores en general por lo que son independientemente de los factores externos que la obra pueda llevar aparejados por efectos del marketing, de las circunstancias vitales, políticas, mediáticas,… del autor o de cualquier otra cosa. Y eso es precisamente lo que hemos intentado hacer durante la lectura de Causas Naturales.
 



Causas Naturales es una novela policiaca mezcla de thriller sobrenatural y thriller con asesinato ritual que empezó aburriéndonos un poco y pareciéndonos excesiva e incluso gratuita en lo relativo a las escenas de violencia y terminó, contra todo pronóstico,  entreteniéndonos y gustándonos bastante.

La novela se pone en marcha a partir de dos asesinatos y un robo. El primer asesinato tiene lugar en el barrio acomodado de la ciudad. En una de sus exclusivas casas con jardín la policía halla el cuerpo sin vida de Barnaby Smythe, un ejecutivo retirado de un banco mercantil. Smythe es hallado en la biblioteca. Lo han rajado de arriba abajo y le han extraído el bazo para posteriormente introducírselo en la boca.

La víctima del robo es un tal Eric Douglas. El allanamiento se produce una semana después del fallecimiento de su madre. El ladrón se ha llevado las joyas que Douglas guardaba en la caja fuerte. Todo parece indicar que ha sido obra de un profesional: cuando regresó a casa el día del robo todas las puertas seguían cerradas y la alarma conectada.

El segundo asesinato tiene lugar en una antigua casa en obras ubicada en barrio de viviendas de protección oficial de la periferia de la ciudad. Durante los trabajos de limpieza, un operario encuentra tras un muro tapiado el cadáver de una muchacha muerta hace sesenta años. La escena es dantesca. La víctima, o lo que queda de ella, tiene el estómago abierto de arriba abajo, los brazos extendidos, las manos fijadas al suelo por medio de clavos. En el suelo hay una serie de extrañas marcas. Guardados en seis hornacinas ocultas en los muros de la estancia aparecen seis frascos que contienen diversos órganos de la joven.

No hay ningún motivo para pensar que los dos asesinatos y el robo puedan tener algún tipo de conexión,  pero el inspector de policía Anthony McLean, huérfano de padres desde los cuatro años y dotado de una especie de sexto sentido, no se conformará con las apariencias e intentará conectar los cabos sueltos.

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Pensamos que en la novela de James Oswald hay dos momentos de lectura muy desiguales al menos en cuanto entretenimiento.

El primero se correspondería con el planteamiento y el primer desarrollo de la trama, diríamos que al menos las primeras ciento cincuenta páginas. Aquí, el autor no consigue coger inercia con suficiente rapidez. La historia arranca con un exceso de dispersión y se hace lenta, incluso tediosa. Oswald se centra por un lado en presentar una serie de casos de asesinato, todos ellos muy violentos y, por otro, en plantear las circunstancias vitales y laborales  del protagonista marcadas fundamentalmente por la abuela enferma y los compañeros de la policía. En esta primera fase de la lectura hemos tenido la sensación de que tanto asesinato y tanta violencia no revertía necesariamente en el desarrollo de una atmósfera inquietante que, intuimos, era lo que pretendía el autor. De hecho sucede lo contrario. Se impone la sensación de gratuidad.

Por otra parte, los personajes (hay muchos y tal vez con menos la narración hubiera resultado más eficaz) no acaban de superar un tratamiento que nos parece bastante esquemático. En el caso de McLean esto es especialmente grave puesto que es el protagonista. Se hace referencia a su pasado traumático y a la relación que mantuvo con su abuela, que fue la persona que cuidó de él durante su niñez, también se deja entrever que el detective está dotado de una capacidad especial para percibir cosas que los demás ni siquiera intuyen…  pero poco más. La caracterización de McLean queda según nuestra opinión un poco coja.

Y ya que hablamos del personaje de McLean... no sabemos si es fruto de una traducción libre o tal vez ya está presente en el original en inglés pero no nos convencieron para nada algunas expresiones o giros incomprensiblemente edulcorados del tipo “Pues mira, guapo” o “Ay, Dios, lo que faltaba” que el autor escocés pone en boca del investigador con bastante frecuencia a lo largo de toda la novela. Cuesta imaginarse a un inspector de policía que pretende dar caza al autor de una serie de brutales asesinatos y que habla de esa manera. Entendemos que el registro de McLean así como el de los diálogos en general hubieran tenido que ser otro, al menos igual de duro, seco y violento que los casos que investiga el inspector.

Una vez superado el primer tercio, la novela gana en interés y agilidad. A medida que los distintos casos abiertos empiezan a conectarse de una manera más clara, la intriga empieza a sostenerse por sí misma, la sensación de gratuidad se desvanece y la lectura se hace más entretenida. También contribuye a la mejora los breves fragmentos relativos al flujo de pensamiento del asesino o asesinos  que el autor intercala entre capítulos. Estos fragmentos ya aparecían en la primera parte si bien ahora el lector dispone de datos suficientes para conectarlos con los asesinatos y empezar a atar cabos sueltos. De manera progresiva forma y fondo empiezan a coincidir. La novela se vuelve más oscura e inquietante (para nuestro gusto tendría que haberlo sido mucho más) y se equilibran los déficits del inicio. Al final, el autor cierra con un desenlace solvente que consigue hacer olvidar los tortuosos caminos de la primera parte.

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Como apuntamos al principio de la reseña Causas Naturales es un thriller que mezcla lo sobrenatural y lo ritual. En relación con el primer elemento cabe decir que está bastante contenido a lo largo de la novela. El autor opta por sugerirlo de manera más o menos sutil antes que explotarlo de manera clara y directa y solo se evidencia en el desenlace donde sirve para resolver o explicar el caso. Desde esta perspectiva la novela de Oswald podría emparentarse con las novelas protagonizadas por Charlie Parker del irlandés John Connolly, si bien este último nos parece bastante superior al escocés, o con films como Fallen dirigida por Gregory Hoblit y protagonizada por Denzel Washington en la década de los noventa cuya trama guarda bastantes puntos de contacto con Causas Naturales.

En relación con lo ritual podríamos decir que a pesar de la espectacularidad del asesinato inicial y del peso que tiene en el conjunto de la trama, a nuestro juicio nunca llega a tener la fuerza ni la capacidad de seducción que este elemento juega en otras obras de ficción más o menos afines como Ritual de David Pinner, la novela que dio lugar a la película de culto The Wicker Man, o la aclamada serie del HBO True Detective.

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FICHA TÉCNICA

- Título: Causas naturales
- Título: original: Natural Causes

- Autor: James Oswald
- País: UK
- Año publicación idioma original: 2012
- Año publicación versión leída para la reseña: 2014
- Editorial: Planeta
- Páginas: 453
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Edimburgo, actualidad

- Valoración personal (1-10): 7