10/3/13

Patricia y las flores del mal


 
“A pesar de las coincidencias con la realidad, esta novela es una obra de ficción”

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Patricia Bucana es una combativa periodista del diario Informaciones que un día recibe un chivatazo de Miki Herrero Puigvoltes, empresario, ex delincuente y confidente de la Guardia Civil,  acerca del robo de cuatrocientos kilos de coca ocultos en un contenedor en el puerto de Barcelona.

En un principio, la Bucana no concede demasiada importancia al chivatazo, “con eso no tengo ni para un breve”. Pero cuando el Miki revela que la DEA estaba siguiendo el cargamento, que hay guardias civiles implicados y que, sorprendentemente, existe una grabación de audio que recoge la conversación de la banda de delincuentes responsables del robo en el momento del asalto, la periodista se lanza de cabeza sobre el caso.
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Así arranca “Cerdos y gallinas”, séptima novela del periodista Carles Quílez y la segunda con el personaje  de Patricia Bucana como protagonista. Cabe recordar que la periodista del Informaciones tuvo su primera aparición en La soledad de Patricia, novela premiada con el Crims de Tinta de 2009.
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Con un estilo sobrio y directo Quílez teje un relato sobre el estado actual de la corrupción policial, judicial y  periodística que es para echarse a temblar. Y es que la veracidad de lo que se cuenta en Cerdos y gallinas es asombrosa. A lo largo de toda la novela hemos tenido la viva sensación de que la distancia entre aquello que se contaba allí y aquello que sucede en realidad es más bien escasa. A medida que la historia avanza se produce un efecto como de crónica sobrepuesta o oculta tras la ficción. Es inevitable, al menos lo fue para nosotros, pensar que detrás de buena parte de los personajes de ficción hay personas reales con nombres y apellidos.

Este efecto de “no ficción”, a nuestro juicio uno de los logros del libro de Quílez, es el resultado de un minucioso trabajo de escritura en el que por lo menos observamos tres estrategias: la frecuente inclusión de textos periodísticos en mitad del texto propiamente literario (son numerosas las noticias y crónicas incluidas en la novela que uno tiene la sensación de haber leído o escuchado antes en algún medio de comunicación); la omisión de aquellos pasajes y giros más propiamente novelescos (en los que, por ejemplo, el autor podría haber ahondado en la vida personal de la protagonista); y el uso constante y muy creíble del riquísimo argot extraído de los ambientes criminales y policiales (canutos, picolos, pistolas manchadas, palos, encanutado,  ratas, ladrillos, cirujanos, confites, estupas…)

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Como apuntábamos más arriba, Cerdos y gallinas es una novela que centra el foco en el grave estado de la corrupción que atraviesan los estamentos policial, judicial y periodístico. En un ataque de inocencia uno tiende a atribuir a estas instituciones el papel de garantes de la seguridad, de las leyes y de la información, pero la triste realidad de la novela de Quílez viene a decirnos que más bien sucede todo lo contrario. En Cerdos y gallinas vemos desfilar a policías sin escrúpulos acostumbrados a practicar la deslealtad y el juego sucio para con otros cuerpos de seguridad del estado, a jueces  ciegos de vanidad y engreimiento a la búsqueda del caso que les proveerá de un baño de fama mediática, a gánsteres permutados en confidentes astutos que manejan a las fuerzas del orden a su antojo y a directores de periódicos absolutamente sumisos a la voluntad de sus patrocinadores.

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Este último gremio, el de los periodistas, es el que Quílez critica y defiende con más rotundidad y vehemencia a lo largo de toda la novela. De hecho, podría decirse que Cerdos y gallinas es sobre todo una novela sobre los pecados del periodismo actual al tiempo que  una férrea defensa de la responsabilidad social con la que todo periodista, tal y como hace la Bucana, debería identificarse y, en consecuencia, ser reconocido por la sociedad.
En algún momento dice un periodista veterano a Patricia Bucana: "... los periodistas tienen una enorme responsabilidad social. En cierta medida, todos son (o deberían ser considerados), decía, como servidores públicos aunque algunos trabajen en la empresa privada. No son solo porteadores de datos. Deben ser responsables del cuestionamiento sistemático de la información que manejan aunque esta proceda de organismos oficiales. Si lo hacen, añadió, se evitará en buena medida, la utilización tendenciosa de estos datos para fines miserables. Y no hay más, Patricia. Estos son los mimbres con los que debemos trabajar. Unos jueces borrachos de poder, una prensa narcotizada por el mismo poder, y las calles, a todo esto, llenas de hijos de puta que nos roban, nos violan y nos estafan..."

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FICHA TÉCNICA

- Título: Cerdos y gallinas
- Autor: Carlos Quílez
- País: España
- Año publicación idioma original: 2012
- Año publicación versión leída para la reseña: 2012
- Editorial: Alrevés
- Páginas: 281
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Actualidad /Barcelona
- Valoración personal (1-10): 8

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