13/3/12

La venganza de Lou Ford



 

Años 50.
Oeste de Texas.
Central City.
Una pequeña ciudad petrolera en mitad del desierto.
“Una cloaca de petróleo, agua sulfurosa y barro rojo recocido por el sol”
Una cloaca donde los pastos mueren, los arroyos y las fuentes desaparecen y las casas ennegrecidas por el petróleo permanecen “abandonadas, perdidas, solitarias entre una maraña de girasoles, salvias y hierbas de toda especie.”
En este escenario arrasado por la industria, Lou Ford, el ayudante del sheriff Bob Maples, pasea su cara de pocas luces, su cara inocente y afable.
La comisaría, el bar del griego, la gasolinera de Slim… El sombrero stetson echado hacia atrás.
“Usted es bueno y hace buenos a los demás”, dirá alguien acerca de Lou al principio de la novela.
Pero nada más lejos de la realidad. Como en otras novelas de Jim Thompson nada es lo que parece.
Joyce Lakeland, una prostituta que se ha instalado en las afueras, lo cambiará todo.
El sheriff le pedirá a Lou que la eche del pueblo. No es que cause problemas pero mejor hacer limpieza antes de que la cosa se desmande.
Pero la chica es demasiado atractiva. A Lou le trae tantos recuerdos…
¿Ella se enamora? Tal vez.
Sin saberlo, Joyce Lakeland le servirá en bandeja la oportunidad de vengarse de Chester Conway, el cacique del pueblo.
Y el instinto de venganza despertará al monstruo; “la enfermedad” como diría el propio Lou.
Lou Ford el gran embaucador, el gran manipulador, el gran reprimido…
Una vida fingiendo, una vida luchando para olvidar…
“Hay cosas que es necesario olvidar si quieres seguir viviendo”
Pero Lou no olvida.
El “pesado fardo de miedo y vergüenza” acecha detrás de sus ojos como una mancha de petróleo en la oscuridad.
Latiendo en su interior.
Una bomba perforadora.
“La enfermedad”
Cada asesinato implica dejar algún cabo suelto.
Cada vez más asediado.
Hasta el final.

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Tres apuntes sobre la novela:

Subjetividad. El asesino dentro de mi (1952) está narrada desde el punto de vista de Lou Ford. El lector es testigo de excepción de los giros de la extraña lógica que dirige las acciones de un psicópata. Ver la realidad con los ojos de Lou no es ni fácil ni cómodo. Como lector uno llega a sentirse encerrado y deseando llegar al final para ser liberado de esa terrible visión.

Naturalidad. Uno de los aspectos que más llaman la atención de esta novela y del resto de producciones de Thompson es la naturalidad abrumadora con la que el autor es capaz de contar una historia. El asesino dentro de mi parece haber sido escrita de un tirón y casi sin esfuerzo. Como un solo inspirado que deslumbra sin hacer ninguna ostentación.

Intensidad. La historia de Lou no se demora, no languidece en ningún momento. Al contrario. Siempre va de menos a más en una sucesión de momentos “apoteósicos” en los que el protagonista o bien suelta  un discurso categórico o bien comete un asesinato. O una cosa o la otra. Y en ambos gestos parece haber algo en común, una especie de revelación liberadora, la sugerencia de que las apariencias engañan…

“Nunca puede uno estar seguro de nada. Vivimos en un mundo loco, muchacho, en una civilización muy peculiar. Los policías juegan a ladrones y los ladrones juegan a policías. Los políticos son predicadores y los predicadores son políticos. Los recaudadores de impuestos recaudan para su bolsillo. Los Malos quieren que tengamos más dinero y los Buenos luchan por impedírnoslo. No nos conviene, ¿comprendes? Si pudiéramos comer todo lo que quisiéramos, cagaríamos demasiado. Habría inflación en la industria de papel higiénico. Así es como yo lo veo…” (p.119)

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El asesino dentro de mi ha sido llevada a la gran pantalla en dos ocasiones: la primera en 1976 por Burt Kennedy (inició su carrera a finales de los 50; fue especialmente conocido como director de westerns),  y la segunda por Michael Winterbottom (24 Hour Party People) en 2010. 

 

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Jim Thompson, nacido en Anadarko, Oklahoma, en 1906. Como es sabido no tuvo una vida fácil. Hijo de un policía alcohólico y aficionado al juego empezó él también a beber a una edad demasiado temprana. Desempeñó multitud de oficios, desde experto en explosivos para compañías petroleras hasta vendedor ambulante. Cuenta Javier Coma que fue incluido en la lista de posibles comunistas presentada en el Congreso de los Estados Unidos durante la “caza de brujas”.




Como escritor no tuvo mejor suerte, al menos mientras vivió. Se dedicó a escribir libros por encargo, principalmente para el sello Lion Books, de los que incluso le dictaban los argumentos. El asesino dentro de mi salió de uno de esos encargos.

También participó como guionista en películas como Atraco perfecto y Senderos de gloria de Kubrick e inspiró series como Ironside pero nada de eso sirvió para que llegara el reconocimiento literario que hubiera merecido recibir en vida.

Murió en 1977. Pocos años antes, en 1972, Peckinpah adaptó La huida con Steve McQueen como protagonista y posiblemente esa fue la chispa que lo salvó del olvido definitivo. Según cuenta Juan Sasturain en la introducción de la edición de RBA, también jugó un papel fundamental la editorial Gallimard, que durante la décadas de los 50 y 60 tradujo al francés sus obras más emblemáticas.

En la actualidad, Jim Thompson es considerado uno de los grandes maestros del género. En 2010 RBA empezó a reeditar sus novelas más destacadas.


FICHA TÉCNICA


- Título: El asesino dentro de mi
- Autor: Jim Thompson
- País: USA
- Año publicación idioma original: 1952
- Año publicación versión leída para la reseña: 2010
- Editorial: RBA / Serie Negra
- Páginas: 227
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Años 50 / Texas
- Valoración personal (1-10): 9