“A pesar de las
coincidencias con la realidad, esta novela es una obra de ficción”
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Patricia Bucana es una combativa periodista del diario Informaciones
que un día recibe un chivatazo de Miki
Herrero Puigvoltes, empresario, ex
delincuente y confidente de la Guardia Civil,
acerca del robo de cuatrocientos kilos de coca ocultos en un contenedor
en el puerto de Barcelona.
En un principio, la Bucana
no concede demasiada importancia al chivatazo, “con eso no tengo ni para un
breve”. Pero cuando el Miki revela que
la DEA estaba siguiendo el cargamento, que hay guardias civiles implicados y
que, sorprendentemente, existe una grabación de audio que recoge la conversación
de la banda de delincuentes responsables del robo en el momento del asalto, la periodista
se lanza de cabeza sobre
el caso.
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Así arranca “Cerdos y
gallinas”, séptima novela del periodista Carles Quílez y la segunda con el
personaje de Patricia Bucana como protagonista. Cabe recordar que la
periodista del Informaciones tuvo su
primera aparición en La soledad de
Patricia, novela premiada con el Crims
de Tinta de 2009.
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Con un estilo sobrio y
directo Quílez teje un relato sobre el estado actual de la corrupción policial,
judicial y periodística que es para echarse a temblar. Y es que la
veracidad de lo que se cuenta en Cerdos y
gallinas es asombrosa. A lo largo de toda la novela hemos tenido la viva sensación
de que la distancia entre aquello que se contaba allí y aquello que sucede en realidad es más bien escasa. A medida que la historia avanza se produce un efecto como de crónica
sobrepuesta o oculta tras la ficción. Es inevitable, al menos lo fue para nosotros, pensar que detrás de buena parte de los personajes de ficción hay personas reales con nombres y apellidos.
Este efecto de “no
ficción”, a nuestro juicio uno de los logros del libro de
Quílez, es el resultado de un minucioso trabajo de escritura en el que por lo
menos observamos tres estrategias: la frecuente inclusión de textos
periodísticos en mitad del texto propiamente literario (son numerosas las noticias
y crónicas incluidas en la novela que uno tiene la sensación de haber leído o
escuchado antes en algún medio de comunicación); la omisión de aquellos pasajes
y giros más propiamente novelescos (en los que, por ejemplo, el autor podría
haber ahondado en la vida personal de la protagonista); y el uso constante y muy creíble del riquísimo argot extraído
de los ambientes criminales y policiales (canutos,
picolos, pistolas manchadas, palos, encanutado, ratas, ladrillos, cirujanos, confites, estupas…)
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Como apuntábamos más
arriba, Cerdos y gallinas es una
novela que centra el foco en el grave estado de la corrupción que atraviesan los
estamentos policial, judicial y periodístico. En un ataque de inocencia uno
tiende a atribuir a estas instituciones el papel de garantes de la seguridad, de
las leyes y de la información, pero la triste realidad de la novela de Quílez
viene a decirnos que más bien sucede todo lo contrario. En Cerdos y gallinas vemos desfilar a policías sin escrúpulos acostumbrados a
practicar la deslealtad y el juego sucio para con otros cuerpos de seguridad del estado, a jueces ciegos de vanidad y
engreimiento a la búsqueda del caso que les proveerá de un baño de fama mediática, a
gánsteres permutados en confidentes astutos que manejan a las fuerzas del orden
a su antojo y a directores de periódicos absolutamente sumisos a la voluntad de
sus patrocinadores.
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Este último gremio, el de
los periodistas, es el que Quílez critica y defiende con más rotundidad y
vehemencia a lo largo de toda la novela. De hecho, podría decirse que Cerdos y gallinas es sobre todo una novela sobre los pecados del
periodismo actual al tiempo que una férrea
defensa de la responsabilidad social con la que todo periodista, tal y como
hace la Bucana, debería identificarse y, en consecuencia, ser reconocido por la
sociedad.
En algún momento dice un
periodista veterano a Patricia Bucana: "... los periodistas tienen una
enorme responsabilidad social. En cierta medida, todos son (o deberían ser
considerados), decía, como servidores públicos aunque algunos trabajen en la
empresa privada. No son solo porteadores de datos. Deben ser responsables del
cuestionamiento sistemático de la información que manejan aunque esta proceda
de organismos oficiales. Si lo hacen, añadió, se evitará en buena medida, la
utilización tendenciosa de estos datos para fines miserables. Y no hay más,
Patricia. Estos son los mimbres con los que debemos trabajar. Unos jueces
borrachos de poder, una prensa narcotizada por el mismo poder, y las calles, a
todo esto, llenas de hijos de puta que nos roban, nos violan y nos estafan..."
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FICHA TÉCNICA
- Título: Cerdos y gallinas
- Autor: Carlos Quílez
- País: España
- Año publicación idioma original: 2012
- Año publicación versión leída para la reseña: 2012
- Editorial: Alrevés
- Páginas: 281
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Actualidad /Barcelona
- Valoración personal (1-10): 8
FICHA TÉCNICA
- Título: Cerdos y gallinas
- Autor: Carlos Quílez
- País: España
- Año publicación idioma original: 2012
- Año publicación versión leída para la reseña: 2012
- Editorial: Alrevés
- Páginas: 281
- Época y lugar en el que transcurre la historia: Actualidad /Barcelona
- Valoración personal (1-10): 8
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